Pros y contras

Hay que ser muy hombre

Hay motivos para la alarma. No solo por las crecientes agresiones LGTBI-fóbicas que estallan en nuestras calles, sino por el devenir político de la región europea

El primer ministro esloveno, Janez Jansa, durante su intervención en el pleno de Estrasburgo.

El primer ministro esloveno, Janez Jansa, durante su intervención en el pleno de Estrasburgo. / CHRISTIAN HARTMANN

Emma Riverola

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La frase fue arrojada con contundencia y recibida con displicencia. “Hay que ser muy hombre”, espetó Miquel Iceta a un diputado de Vox que había repartido insultos y desprecios. El primer político en declarar públicamente su homosexualidad en España conminaba a un representante del partido que aboga por el retroceso en los derechos LGTBI a tener el valor de retractarse. Y la frase trasciende la anécdota del momento, para convertirse en una rotunda reafirmación y un torpedo a esa concepción machista que desprecia a las mujeres y estigmatiza a quienes no se ajustan a su castrante concepción de la norma. 

Hay motivos para la alarma. No solo por las crecientes agresiones LGTBI-fóbicas que estallan en nuestras calles, sino por el devenir político de la región europea. La nueva presidencia de la UE, a cargo del esloveno Janez Jansa, resulta inquietante. Su proximidad a las tesis discriminatorias de Viktor Orbán (Hungría) es un acicate para la ultraderecha y para la propagación de un discurso del odio que se camufla y se filtra en los más diversos caladeros. Al fin, hay que ser muy persona para reconocer la diversidad. Para luchar, sin fisuras, por todos y cada uno de los derechos humanos.

Suscríbete para seguir leyendo