Elecciones en Francia

Marine Le Pen pierde fuelle

En las elecciones presidenciales de 2022 podríamos encontrarnos con tres candidatos (Macron, Le Pen y Bertrand) con serias posibilidades

La líder del partido de extrema derecha francés, Marine Le Pen.

La líder del partido de extrema derecha francés, Marine Le Pen. / JEAN-PAUL PELISSIER

Joan Tapia

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Francia votará el domingo en la segunda vuelta de las regionales. Estas elecciones revisten cierta importancia -pese a que las trece regiones tienen mucho menos poder que las CC.AA españolas o los Lander alemanes- porque faltan sólo diez meses para las próximas presidenciales, que serán decisivas para el futuro de Francia -y de Europa- en los próximos cinco años.

En el 2017, tras el fuerte desgaste de los dos anteriores presidentes -el liberal Sarkozy y el socialista Hollande-, ganó el pragmático Macron con una improvisada alianza de liberales realistas y socialistas moderados. Macron dio la sorpresa en la primera vuelta y luego venció a la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, que preconizaba nacionalismo, euroescepticismo y rechazo a la inmigración. Ahora, hasta la primera vuelta de las regionales del pasado domingo, las apuestas eran que Macron -pese a los chalecos amarillos- y Le Pen se iban a volver a enfrentar en mayo del 2022. Y Marine Le Pen, que ha cambiado el nombre de su partido a Reagrupación Nacional y se ha moderado, tendría más posibilidades que en 2017.

La extrema derecha francesa ha tenido menos votos en las regionales del domingo, lo que la debilita de cara a las presidenciales de 2022

Los resultados del domingo, pese a la altísima abstención (un 66%, dieciséis puntos más que la vez anterior), que se atribuye tanto al desinterés ante unas elecciones secundarias como a la apatía política tras la pandemia, han alterado el panorama. El cambio principal es que la extrema derecha, pese a que la abstención la podía haber aupado, ha retrocedido respecto a las anteriores regionales y a lo que preveían los sondeos. Se creía que sería la primera fuerza en cuatro o cinco regiones y que gobernaría como mínimo en una, la llamada PACA (Provenza-Alpes-Costa Azul). La realidad es que solo en esta última ha llegado primera, pero es muy improbable que el domingo venza, porque ha tenido escasa ventaja frente a la derecha clásica, aliada aquí con el macronismo, y por la decisión de la izquierda de retirarse (política de frente republicano) para impedir el triunfo de la extrema derecha. Marine Le Pen ha perdido así impulso y queda debilitada de cara a las presidenciales.

Pero el segundo perjudicado es el propio Macron, porque tanto la derecha clásica, el partido de Chirac y Sarkozy, como la izquierda (el debilitado partido socialista) han tenido buenos resultados en las regiones donde ya mandaban (siete la derecha y cinco los socialistas, Córcega aparte). Macron, que dio la campanada en las presidenciales del 2017 y las legislativas posteriores, no ha logrado implantarse a nivel local. Ni en estas regionales ni en las anteriores municipales.

Y en una región, la norteña Altos de Francia, el candidato de “los republicanos” (la derecha) ha doblado en votos al de Marine Le Pen y tiene una clara ambición presidencial. Así, si Xavier Bertrand gana el domingo, lo que parece seguro, y consigue luego el apoyo de los otros barones conservadores, las presidenciales de mayo ya no serían una batalla entre dos -Macron y Le Pen- que tendrían seguro pasar a la segunda vuelta. Podríamos encontrarnos, al contrario, con tres candidatos (Macron, Le Pen y Bertrand) con serias posibilidades. Una candidatura de la izquierda, quizás de la alcaldesa de París Ana Hidalgo o de un ecologista, es más improbable que pasara el filtro de la primera vuelta.

Hay pues dos grandes conclusiones. Primera, la extrema derecha de Marine Le Pen ha sido frenada por la derecha clásica. Dos, tanto Macron como Le Pen no tienen seguro ser finalistas el próximo mayo. Las presidenciales del 2022 están más abiertas. 

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