Elecciones en Francia

Nuevo paisaje francés

La gran cuestión que flota en el ambiente del país vecino es si se ha roto el tabú de la extrema derecha

Emmanuel Macron y Marine Le Pen, durante una reunión en el Palacio del Elíseo, en febrero de 2019.

Emmanuel Macron y Marine Le Pen, durante una reunión en el Palacio del Elíseo, en febrero de 2019. / PHILIPPE WOJAZER

Rafael Vilasanjuan

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Francia recala en las urnas. Es el último escrutinio real antes de las presidenciales del año próximo. Unas elecciones para elegir representantes regionales y departamentales y no para definir el futuro político de la República. Pero el escrutinio, cuando acabe la segunda vuelta el domingo próximo, va a influir y mucho en la gran cuestión que flota en el ambiente del país vecino: ¿se ha perdido el tabú en Francia a la extrema derecha?

Hasta la segunda vuelta es precipitado avanzar cálculos. Pero hay algunas tendencias que apuntan cambios. La primera, previsible, es que el mapa de las regiones francesas, que se repartían los partidos tradicionales ya dibuja un nuevo paisaje y ahora va a depender de coaliciones mas amplias y nuevos actores. En ese río revuelto en el que “La República En Marcha” de Macron tiene poca implantación, la extrema derecha de Marine Le Pen ha aprovechado para comer el terreno a la derecha tradicional. Gana apoyos entre los jóvenes, un segmento de población que hasta ahora se les resistía, pero que la crisis y la pandemia les ha llevado a pensar que es momento de abrazar nacionalismos reaccionarios que les protejan. Para eso, el Reagrupamiento Nacional de Le Pen ha llevado la campaña a su campo favorito, polarizar en torno al temor a lo que llega de fuera y la seguridad, cuyas competencias no dependen para nada de quienes salgan elegidos ahora. La cuestión es que, en las elecciones a doble vuelta, hasta ahora la derecha radical siempre acababa cayendo frente a socialistas o liberales, por la unión de todo el resto frente a los radicales. Parece que el tabú se ha perdido y podrán gobernar en un departamento. Un síntoma de que el camino que queda hasta las presidenciales del año que viene va a ser un pulso entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen. A diferencia de Hungría y Polonia, el ascenso al poder de la extrema derecha en Francia no solo define un nuevo paisaje inquietante para ellos, blanqueará también a sus colegas en Italia y España.