Indultos

A cara de perro

En Catalunya, una mayoría espera los indultos como primer e indispensable paso para intentar deshacer un nudo al que le quedan todavía muchas vueltas

Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, en la concentración de Colón contra los indultos

Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, en la concentración de Colón contra los indultos / Efe / David Fernández

Carles Francino

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No espero grandes sorpresas en el belicoso debate sobre los indultos, que están al caer. Creo que han sido explicados hasta la saciedad los argumentos a favor y en contra, pero igual resulta útil hacer acopio de datos para obtener un retrato general. Parece obvio que, en Catalunya, una mayoría los espera como primer e indispensable paso para intentar deshacer un nudo al que le quedan todavía muchas vueltas; una de las cuales -y no menor- es la matraca del club de los hiperventilados. En este sentido, el documento de la ANC que propone prohibir a los ayuntamientos contratar a empresas españolas o vetar el acceso a las entidades cívicas a quien no sea independentista, coloca la pelota en un tejado no muy lejano del que habita el fascismo. Luego se quejarán… Claro que la política española también ha vuelto hace tiempo a la senda del tremendismo. Los promotores de los indultos invocan valores de convivencia y reconciliación, que no son incompatibles con el interés por conservar el Gobierno. Nos puede parecer bien o mal, pero parafraseando lo que dijo aquel: “es la política, amigo…”. Y en el otro rincón del ring, autoproclamados como “españoles de bien”, la tribu de Colón difunde a los cuatro vientos su enojo por lo que consideran humillación y ataque a la patria; la suya, claro. No admiten otras interpretaciones. Quizá por eso Ayuso coquetea incluso con impugnar al Rey si no mantiene su tono marcial de octubre de 2017. Lo que pasa es que ese encono en impedir que los políticos presos salgan de la cárcel, no sólo revela una vocación interesada de pescar en río revuelto, sino que trae a la memoria -a mí por lo menos- una vieja filosofía sobre la justicia y el perdón. “Es preciso liquidar los odios y pasiones de nuestra pasada guerra, pero no al estilo liberal, con sus monstruosas y suicidas amnistías, que encierran más de estafa que de perdón, sino por la redención de la pena por el trabajo; con el arrepentimiento y con la penitencia. Quien otra cosa piense, o peca de inconsciencia o de traición”. Son palabras de Franco en el mensaje de fin de año de 1939. ¿Nos suena la música?

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