Club de Educación y Crianza de EL PERIÓDICO

'Mi primer luisvi'

Los miembros de la generación EGB también lloramos con nuestros primeros Levi's etiqueta roja. Eran caros, pero no costaban un sueldo. Además, en nuestro caso no había cámaras de por medio, no éramos expertos en posar. Nuestras fotos de carrete siempre salían mal

Madre e hija, en un momento del vídeo 'Mi primer luisvi'

Madre e hija, en un momento del vídeo 'Mi primer luisvi'

Olga Pereda

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Su manicura recién hecha. Su melena perfecta. Su piel tostada. Su voz alegre. Sus mechas luminosas. Sus dientes inmaculados. Sus pendientes de perlas. Su colgante de oro. Su alegría naíf. Su Louis Vuittton. 

Si no has visto el vídeo del que te hablo, te recomiendo que pierdas dos minutos de tu vida y lo busques en redes sociales. Escribe 'Mi primer luisvi', cógete una bolsa de palomitas y disfruta. La primera vez te quedarás en 'shock' y pensarás que estamos delante de la generación de madres más imbéciles de la historia. La segunda vez te reirás. La tercera, hasta cogerás cariño a Nuria y María. La madre es Nuria, peo aparenta ser tan joven que podría ser la hermana de su hija. 

En resumen: Nuria enciende la cámara y se graba en el coche. Igual que en una película de suspense, va narrando cómo a su hija le ha ido muy bien en «la sele». Se refiere a la selectividad, ahora conocida por EBAU. Es tan buena niña, tan adorable, maja y risueña que le ha hecho un regalo muy especial. Lo irán a recoger en breve a Barcelona. Le ha mandado una misteriosa foto a su móvil y le pide que no la vea hasta que ella se lo diga. La madre, por fin, le entrega el teléfono a su hija y antes le dice que no se aparte de la cámara, que es importante recoger este momento fraternal. La adolescente abre el whatsapp, mira la foto, ve el regalo y se emociona. Llora. No puede articular palabras. Se lleva las manos a la boca. Tiembla. ¿Será una operación de estética? ¿Un caballo pura sangre? ¿Un perrito? ¿Un apartamento en el que independizarse? No, es un bolso. No uno cualquiera. Un Louis Vuitton, la Biblia de lo que se considera ser elegante en términos pijos. Es decir, caro. Unos 1.000 euros. O 2.000. O los que te quieras gastar. 

La primera parte del vídeo recuerda a 'Borjamari y Pocholo' mientras que la segunda tiene ecos de 'Plácido' y su mítico 'siente un pobre a su mesa'

No te asustes. El bolso Birkin, de Hermès, tiene lista de espera para ser comprado. Y eso que puede costarte unos 6.000 euros. Pero es que es ideal, con su canto bruñido y sus pespuntes de guardicionero. Hasta tiene un compartimento para biberones.

La madre y la adolescente de 'Mi primer luisvi' son dos pijas de manual que podrían brillar en el reparto de 'El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo' (Enrique López Lavigne y Juan Cavestany, 2004). Uno puede concluir que pertenecer a una clase social alta implica ser un cretino y vivir en otra galaxia. Pero no es cierto. Tu forma de ser no te la da tu cuenta corriente sino lo que tengas en el cerebro y en el corazón. 

Se puede ser un obrero de la construcción y ser un necio. Se puede vivir en un chalet con parcela, piscina, gimnasio y empleada del hogar interna y ser una persona maravillosa. Esta frase se la dedico, con todo mi amor, a una amiga muy especial, una de las mejores personas que conozco. Sensata, lista y excelente persona. Y tiene un luisvi. O varios.

Los miembros de la generación EGB también nos emocionamos hasta las lágrimas la primera vez que nos regalaron unos Levi’s etiqueta roja. Por fin podíamos dejar de llevar esos tejanos tan feos de marca ignota. Nuestros primeros Levi’s Chispas. La diferencia es que no nos grabábamos. No éramos expertos en posar. Nuestras fotos (de carrete) siempre salían mal.  

Si en plena pandemia, arrastrando todavía una descomunal crisis sanitaria, social y económica, tu mayor alegría es tener 'un luisvi', felicidades. Eso significa que tu familia goza de salud. Por no hablar de vuestra cuenta bancaria. Pero ¿hace falta vivir en un Gran Hermano continuo? ¿Hace falta mostrar en las redes sociales las conversaciones que mantienes con tu hija? ¿Se tiene que enterar todo el mundo de cuál es tu fondo de armario? Si tienes algo y no lo enseñas a tus miles de seguidores no existe. 

Hay mamás que viven dos vidas: la real y la de las redes. Hay mamás que se graban el día a día, minuto a minuto. Las hemos visto parir, llorar, sufrir, reír y jugar. A ellas y a sus hijos. Desayunan delante de la cámara. Se van al cole delante de la cámara. Hacen las camas delante de la cámara. Disfrutan de sus vacaciones delante de la cámara. Compran una nueva casa delante de la cámara. Lo llaman libertad. Y tienen razón. Pero ¿cómo actúan cuándo el móvil no está grabando? ¿Cómo son esos niños en el colegio, fuera de la cámara? ¿Piensan que están en el rodaje de una película? ¿Hablan como si fueran actores y actrices? ¿Son inmensamente felices siempre, como cuando mamá les graba con el móvil?

'Mi primer luisvi' tiene una segunda parte. La madre, en la cocina de su casa, confiesa que el vídeo ha causado furor en redes para bien y para mal y han decidido sortear el bolso. Qué generosas. Qué altruistas. Qué enormes personas. Parece el guion de 'Plácido', mítica película del cine español en la que Rafael Azcona y Luis Garcia Berlanga sacaron los colores a la falsa caridad cristiana. Siente un pobre a su mesa.

Si perteneces a la generación de madres QueNoLeFalteDeNadaAMiNiño, te sobra el dinero y le quieres comprar a tu hija un Hermès o un Louis Vuitton, compráselo. Pero ahórranos las obritas de teatro en redes sociales. Aunque, claro, si uno tiene hijos guapos es para enseñarlos, ¿verdad? Nunca se muestran las miserias, ni la vida real. Es mucho mejor la fantasía. Cuánta razón tiene Íñigo Errejón (Más País) al asegurar que la vida no es un 'story' de Instagram. Es, simplemente, la vida. Y hay días buenos, regulares, malos y muy malos. No todo son fuegos artificiales, felicidad extrema, diversión sin fin y posados perfectos ante las cámaras de nuestro móvil. Por más que debajo del brazo tengas un 'luisvi'.

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