La nota

El PP no es la CDU

El partido de Angela Merkel ha ganado en Sajonia-Anhalt y rechaza frontalmente cualquier pacto de gobierno con la extrema derecha

Reiner Haseloff, candidato del CDU, junto a su esposa, celebran la victoria en Sajonia-Analt.

Reiner Haseloff, candidato del CDU, junto a su esposa, celebran la victoria en Sajonia-Analt. / FILIP SINGER

Joan Tapia

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El domingo hubo elecciones en el land de Sajonia-Anhalt, en la antigua Alemania comunista. Es un land pequeño, de poco más de dos millones de habitantes, pero las elecciones eran relevantes porque han sido las últimas antes de las federales de septiembre, las primeras en las que Angela Merkel no es candidata tras sus 16 años de canciller. Y la retirada de Merkel ha abierto incógnitas sobre si la coalición CDU-CSU, pieza clave del PP europeo, seguiría siendo el primer partido.

Merkel captaba votos en el centro, más allá de la clientela conservadora de la CDU, y en las dos últimas elecciones regionales de marzo, en Baden-Württemberg y Renania del Norte-Westfalia, la CDU fue derrotada por los verdes y por los socialdemócratas del SPD. Y hay encuestas que dan a la nueva candidata de Los Verdes, Annalena Baerbock, como ganadora en las elecciones de septiembre, por lo que la llamada coalición semáforo, de verdes, SPD (rojos) y liberales (amarillo) es una clara posibilidad que implicaría un cambio relevante en el primer país de la UE.

Pero en Sajonia-Anhalt, la CDU se ha fortalecido al obtener el 37% de los votos con un aumento de 7 puntos mientras que Alternativa por Alemania (AfD), el partido de la ultraderecha al que algunas encuestas daban ganador, ha perdido 3 puntos y retrocedido al 20,8%. La distancia entre la CDU y la AfD, fuerte en la Alemania del Este, se ha ampliado pues a 16 puntos. Y la izquierda de Die Linke, que en el Este también recoge voto de protesta, con el 11%, ha perdido 5 puntos.

La consecuencia es que la CDU se ha afianzado al derrotar con claridad a la AfD mientras que Los Verdes, que aspiran a ser el partido ganador en septiembre, no han tenido el salto hacia adelante que necesitaban de cara a las elecciones generales. Y al candidato a la cancillería de la CDU, Armin Laschet, continuador de Merkel y muy discutido por la derecha del partido, nadie le podrá discutir ya su posición. Por otra parte, el gobierno alternativo encabezado por Los Verdes ha perdido credibilidad. Cierto, la antigua Alemania del Este no es terreno abonado para un partido que encarna la sensibilidad ecológica de las nuevas y confortables clases medias, pero solo un 6,1% en Sajonia-Anhalt descalifica. Por eso un político de la derecha de la CDU ha dicho que el tren de Annalen Baerbock, la joven candidata de Los Verdes, ya ha descarrilado.

Quizás lo más interesante es que la CDU, al oponerse radicalmente a la extrema derecha y al suscribir un pacto para que, en ningún caso y aunque llegara en primera posición, la AfD formara parte del Gobierno –salvo una imposible mayoría absoluta–, ha vuelto a recoger muchos votos de centro. Armin Laschet, heredero de Merkel, lo ha explicitado bien: «la CDU es un baluarte contra la extrema derecha».

Este firme rechazo a la ultraderecha es una de las grandes diferencias entre la CDU alemana y el PP español, ambos miembros del PP europeo. Mientras la CDU pacta con los socialistas y Los Verdes, pero no con la AfD ni con Die Linke, Pablo Casado no contesta al Financial Times cuando se le pregunta si Vox es un partido democrático. Y la prensa conservadora de Madrid muestra entusiasmo cuando la última encuesta conocida predice que el PP y Vox, juntos, tendrían mayoría absoluta si hoy se celebraran elecciones generales.

Ni Mariano Rajoy ni Pablo Casado son Angela Merkel. Y el PP se junta y se manifiesta con aquellos a los que la CDU incapacita para cualquier coalición de gobierno. España no es Alemania.

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