Tras el covid
Todo lo que dijimos
Dijimos que la pandemia nos enseñaría a ser más solidarios, más respetuosos y más sostenibles, pero antes de que se acabe ya promovemos la tercera pista del aeropuerto y no hemos sido capaces ni de levantar las patentes de las vacunas
Ernest Folch
Editor y periodista
Ernest Foch
¿Se acuerdan de lo que decíamos en la crisis del 2008? Que si había que reformar el capitalismo, regular los mercados, castigar las malas prácticas, combatir la desigualdad. Evidentemente no hicimos nada y llegó la terrible pandemia y dijimos que, esta vez sí, aprenderíamos todo lo que deberíamos haber hecho, y no hicimos, en la crisis anterior. Dijimos que, esta vez sí, frenaríamos las ansias de crecimiento infinito que en parte la había provocado y promoveríamos por fin una economía más sostenible, pero de repente la única solución posible para nuestro futuro es construir a toda prisa y sin debate previo la tercera pista del aeropuerto. Dijimos que, esta vez sí, racionalizaríamos los viajes y los encuentros físicos gracias a los 'Zooms', pero ya estamos otra vez hablando de activar las mismas ferias y los mismos congresos de siempre. Dijimos que, esta vez sí, era hora de proteger la cultura local frente a la globalización, pero ahí tienen los que intentan colarnos la franquicia del Hermitage. Dijimos, ¿se acuerdan?, que tantas muertes y tanto dolor nos habían enseñado a ser solidarios, y aquí estamos ya vacunando egoístamente a nuestros jóvenes y adolescentes antes que ceder las vacunas a los países más pobres. Dijimos, cuando salíamos todos a aplaudir a los médicos, que esta vez sí, deberíamos conjurarnos para proteger la Sanidad y no solo no hemos aumentado el presupuesto sino que en las elecciones de Madrid arrasó el partido que la destruyó y privatizó. Dijimos que racionalizaríamos el turismo y la contaminación, pero ayer ya entraban otra vez los cruceros, como si nada hubiera pasado, a cargarse otra vez el paisaje de Venecia. Y dijimos que saldríamos de esta pudiendo cambiar los viejos vicios y no hemos sido capaces ni de levantar las patentes de las vacunas, para confirmar que antes van las farmacéuticas que las vidas. Dijimos muchas cosas, que como siempre no hemos hecho. No es que no hayamos aprendido nada. Es que ahora ya sabemos que en realidad no queremos aprender nada. La próxima vez, al menos, no digamos nada.
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