Aeropuerto de Barcelona

Aragonès, ¿liderazgo de pacotilla?

El calendario apremia y si la Generalitat no sale pronto de su indefinición, el proyecto de ampliación de El Prat no se podrá presentar a la Comisión Europa

El interior del aeropuerto de Barcelona-El Prat

El interior del aeropuerto de Barcelona-El Prat / FERRAN NADEU

Joaquim Coll

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En 2017, a las puertas del referéndum del 1-O, otras de las razones que el Govern de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras alegó para forzar la independencia era el futuro del aeropuerto del Prat, cuyas instalaciones habían llegado al 87% de su teórica capacidad sin que hubiera ninguna inversión prevista por parte de Aena para revertir el colapso. Una década antes, el soberanismo en su conjunto, pero principalmente la Convergència de Artur Mas, entonces en la oposición, había aplaudido la movilización del mundo empresarial para exigir la gestión propia del aeropuerto y sobre todo una ampliación que permitiera convertir el Prat en un centro de conexiones intercontinentales. Casi tres lustros después, los partidos separatistas han recibido con cajas destempladas la propuesta de Aena para hacer posible que el aeropuerto Josep Tarradellas sea en 2030 ese 'hub' intercontinental que Catalunya merece. ¿Por qué? Sencillamente, la iniciativa no es suya, la presenta Maurici Lucena, exdiputado del PSC, director del gestor aeroportuario español desde 2019, y les pilla con un discurso en contra por exageradas razones medioambientales, que comparten con los comunes, junto a un atávico recelo por todo lo que viene de Madrid.

Sin embargo, el Govern de Pere Aragonès, que exhibe un aire de ejecutivo tecnócrata, ha dejado de lado el rechazo inicial para abrirse a discutirlo en una mesa de diálogo con todas las partes implicadas. Es una buena señal. El problema es que el calendario apremia y si la Generalitat no sale pronto de su indefinición, el proyecto no se podrá presentar a la Comisión Europa, que exige unas compensaciones medioambientales muy importantes para la zona natural afectada, ya contempladas por Aena. Todavía no sabemos qué opina Aragonès de lo que ahora mismo es la oportunidad económica más importante que tiene Catalunya. Si la mesa trabajo que impulsa la Generalitat solo sirve para perpetuar el bloqueo, o sea, la negativa a la ampliación del Prat, mal empezará su andadura como 'president' y evidenciará que, en aquello que tiene en su mano resolver, su liderazgo es de pacotilla.