ANÁLISIS

Carta de Koeman a los barcelonistas

Koeman, en el entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva.

Koeman, en el entrenamiento del Barça en la ciudad deportiva. / FCBARCELONA

Emilio Pérez de Rozas

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Veo que Joan Laporta empieza a recoger la cuerda. Me temo que se ha dado cuenta de que ha metido la pata hasta el fondo. Lo malo es que, tal y como le recordó el periodista holandés Edwin Winkels en la conferencia de prensa donde trató de aclarar las cosas y no sé si las complicó aún más, tal vez no llegue ya a tiempo de enderezar el rumbo de sus relaciones con Ronald Koeman, a quien más de uno le ha recomendado, en las últimas semanas, que redacte una carta ‘a lo Zidane’ de despedida, no al Barça, no al presidente, sino al barcelonismo, como ha hecho ‘Zizou’, cuyo encabezamiento es “queridos madridistas”.

He hablado con algunos entrenadores y directores deportivos de Primera División y todos hubiesen firmado la carta de despedida de Zidane al madridismo. Porque todos consideran, en efecto, que o bien el club, ese Real Madrid pomposo e histórico, o bien Florentino Pérez (a quien Zidane agradece tanto haberle llevado al banquillo del Santiago Bernabéu), le han fallado a Zidane o, como poco, le han desprestigiado, minusvalorado y, sobre todo, desconsiderado ante la plantilla blanca, también repleta de jugadores, como ocurre con las ‘vacas sagradas’ del Barça, que, en cuanto huelen la sangre, es decir, la debilidad en la que se encuentra su entrenador, pasan de todo.

El marsellés y el holandés

Todo pinta a que Laporta, que le dijo a la cara a ‘Tintín’ que no era su entrenador, deberá quedarse con él, al menos, el año de contrato que le resta. Ni tiene dinero para despedirle ni tiene, parece, alternativa. Y desprestigiado ante los suyos, convertido en plato de segunda mesa, el regreso de Koeman al vestuario le dejará en inferioridad de condiciones, a él que atendió la llamada de Josep María Bartomeu (como Zidane la de Florentino) por amor a los barcelonistas, a los culés.

De ahí que, posiblemente, la carta que Koeman pudiera escribir como despedida también contemplase ese párrafo en el que ‘Zizou’ dice que “me voy porque siento que el club ya no me da la confianza que necesito, no me ofrece el apoyo para construir algo a medio o largo plazo” y, sobre todo, las líneas en las que el francés señala que “se ha olvidado todo lo que he construido en el día a día, lo que he aportado en la relación con los jugadores, con los 150 empleados que trabajan con y alrededor del equipo”. Y, también, claro: “No pedía privilegios, por supuesto que no, sino un poco más de memoria”.

Zidane es marsellés, no lo olvidemos, una forma singular de ser francés y, por tanto, tiene mucho de emocional. Zidane se despide a la francesa, por carta, porque no hubiese soportado una conferencia de prensa, falsa, con Florentino Pérez. Koeman es holandés, más frío, más pragmático, puede, sí, más realista y, quién sabe, por seguir en su amado Barça, puede que acepte, pronto, una comparecencia junto a Laporta para que el presidente diga que Ronald nunca estuvo fuera. Ya, sí.

‘Zizou’ se dirige al madridismo, no sé si ‘Tintín’ acabará dirigiéndose al barcelonismo, que, en año de pandemia, no ha podido mostrarle su apoyo, su cariño y, sobre todo, su memoria, la que parece haber olvidado Laporta.