Violencia machista

Feminicidios pospandemia, ¿un rebrote accidental o un mal augurio?

Numerosas observaciones criminológicas indican que durante el confinamiento se ha producido un aumento de los factores de riesgo que pueden desencadenar actos de violencia de género grave

Acto contra la violencia machista en València, el pasado 2019.

Acto contra la violencia machista en València, el pasado 2019. / Manuel Bruque / Efe

Antonio Andrés Pueyo

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Entre la segunda y tercera semana de mayo, y en unos pocos días, siete hombres han asesinado a siete mujeres, sus parejas o exparejas sentimentales y también a un niño. La concentración de varios feminicidios en unos pocos días no es la primera vez que sucede desde que se registran públicamente estos crímenes. En abril de 2010, enero de 2012, enero de 2014, junio-julio de 2015 y febrero de 2019 ya había sucedido una concentración similar. Las noticias de los asesinatos dibujan una imagen típica de los escenarios de estos crímenes, sin novedades: parejas en proceso de separación y divorcio, asesinato de los hijos u otros familiares, maridos y exparejas consumidores de drogas y con antecedentes penales por violencia, suicidios e intentos de suicidio por parte de los agresores, entregas a la policía, denuncias y ordenes de alejamiento en algunos casos, declaraciones machistas anteriores por parte de los agresores, etc. ¿Porqué se han concentrado tantos asesinatos al final del confinamiento? ¿Es una coincidencia pasajera o un repunte de la violencia de género que puede seguir en los próximos meses? Según la respuesta las acciones a tomar no deberían ser las mismas.

Este aumento brusco de los asesinatos podemos analizarlo en base a dos versiones alternativas del modelo de la “olla a presión” que se usa en la psicología de la violencia: la explosión puntual, fortuita y sin continuidad o la efervescencia producida por un aumento de la presión y que se va a cronificar. Numerosas observaciones criminológicas indican que durante el confinamiento se ha producido un aumento de los factores de riesgo que pueden desencadenar actos de violencia de género grave. Las denuncias durante el confinamiento se han reducido, pero a la vez, las llamadas a los teléfonos de emergencia han aumentado. También el acceso a recursos de demanda de ayuda 'online' se ha incrementado – hasta más de un 45% - en estos meses de confinamiento. Y esto también ha pasado en muchos otros países de nuestro entorno.

Los factores de riesgo que influyen en la probabilidad de aparición de violencia grave contra la pareja son, entre muchos otros :el malestar emocional y los trastornos mentales, las ideas de suicidio, la conflictividad familiar, de pareja y el estrés derivado de la misma, la historia de violencia y el abuso de pareja, el consumo de alcohol y drogas, las dificultades económicas y la perdida del empleo... Y muchos de han aumentado claramente durante la pandemia. Esta acumulación de factores de riesgo actuando a lo largo de los meses pasados es, probablemente, el principal argumento que justifica un aumento de la “potencialidad dañina” de la violencia de género producido en el confinamiento.

Con la desaparición del confinamiento y, siguiendo el modelo de la “olla a presión”, es probable que los actos violentos contra la pareja aparezcan por la acción de nuevos factores, esta vez, desencadenantes a veces muy poco específicos. Entre estos la mayor movilidad que facilita la acción violenta al agresor, la urgencia por evitar la pérdida del control sobre la pareja (en los casos de separación o divorcio), la decisión de acabar con la vida de la mujer (y la suya propia), etc. Muchos cambios asociados a la dinámica social posteriores al confinamiento pueden haber influido en la conducta criminal de estos hombres. Es posible pues que, además de la influencia siempre presente del azar, el paso de una situación de confinamiento a otra más normalizada – en cuanto a las relaciones interpersonales - haya causado su efecto, desbordando las situaciones conflictivas con un final trágico.

¿Es un aumento puntual y pasajero o algo más crónico? Posiblemente la coincidencia de estos crímenes sea el resultado del agravamiento de los factores de riesgo y los desencadenantes mencionados y, también del azar. La conflictividad de la pareja y de las familias ha aumentado y converge con una situación social y económica muy negativa, en algunos casos extremadamente negativa. Estos elementos combinados en la mente de un potencial asesino machista le pueden acabar llevándole a actuar de manera criminal en un momento u otro y en los próximos meses.