Ataca de nuevo el virus chino

Instituto de Virología de Wuhan

Instituto de Virología de Wuhan / REUTERS / Thomas Peter

Ramón Lobo

Ramón Lobo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las extremas derechas no buscan la verdad, solo tratan de hacer ruido. Viven de eso, de gritar y enfadar a gente que ya está muy enfadada por la pandemia y la crisis económica. Nosotros rechazamos cualquier argumento que proceda de ese sector ultramontano porque lo consideramos radioactivo. Y, a veces, nos podemos equivocar.

Donald Trump empezó a llamar "virus chino" al covid en marzo de 2020, y así siguió el resto del año. Sus seguidores, entre ellos destacados senadores y periodistas, repitieron el mantra como si fuera una orden. La tesis era sencilla: el virus salió del Instituto de Virología de Wuhan, y no de la transmisión de un animal salvaje a un humano en el mercado de esa ciudad.

Las autoridades de Pekín no han ayudado a disipar dudas. Desde el principio de la pandemia han negado el acceso a la denominada zona cero; también han hurtado datos sobre el origen de la enfermedad y su desarrollo en los primeros días. Ni siquiera el equipo de la OMS enviado a comienzos de este año pudo hacer su trabajo en libertad. El covid parece un asunto sensible para China, algo que encaja con el secretismo habitual del régimen. No dejarse comprender es uno de los pilares de su seguridad.

Conjeturas fantásticas de Trump

Trump abandonó la Casa Blanca de mala gana, con rebelión ultra incluida, cabalgando sobre otra de sus conjeturas fantásticas: la existencia de un fraude electoral masivo en EEUU, que nadie pudo probar. Parecía que la teoría del virus chino era otra estratagema de comunicación destinada a desviar la atención de su catastrófica respuesta al virus.

Los científicos nunca creyeron en esa opción hasta hace unos días. Ahora, los senadores ultras como Rand Paul exigen la destitución de Anthony Fauci. Los que han negado la eficacia de las mascarillas, que defienden el tratamiento con hidrocloroquina y no creen en las vacunas, se sienten revindicados. Si el virus se escapó de un laboratorio, las posibilidades conspiranoicas son inmensas.

¿Qué ha cambiado? The Wall Street Journal –un diario conservador en sus páginas de opinión pero fiable en sus informaciones– publicó el 24 de mayo que seis mineros chinos contrajeron una enfermedad misteriosa mientras limpiaban excrementos de murciélago de una cueva. Sucedió en abril de 2012. Murieron tres. Asegura el diario que científicos del Instituto de Virología de Wuhan acudieron al lugar para tomar muestras e identificar la causa. En la cueva detectaron varios coronavirus.

"EEUU está de vuelta"

¿Es el covid-19 uno de los descubiertos? ¿Hablamos del mismo virus que ha matado a más de 3,27 millones de personas en el mundo aunque existen estimaciones basadas en el exceso de mortandad que apuntan al doble? ¿Es esa la razón del secretismo?

Biden ha exigido respuestas a sus servicios secretos en un plazo de 90 días, y promete publicar su informe. ¿Por qué el presidente abraza ahora esta teoría? Además de la novedad de los seis mineros está la necesidad de EEUU de recuperar el terreno perdido con China, cuya economía crece a gran ritmo. Es un puñetazo en la mesa y una advertencia: "EEUU está de vuelta”. No sabemos aún a qué precio, si esto son los albores de una nueva Guerra Fría.

La tesis del accidente tiene varias primas hermanas conspiranoicas del gusto de los trumpistas. Estas son algunas de las posibles: China vio en el virus una oportunidad para crear un sistema de vigilancia nacional masivo. La emergencia sanitaria les sirvió de excusa para controlar a toda su población. Ahora saben cuándo salen de casa, donde van y con quién se ven. No informó de inmediato del percance porque creyó que no iba a sobrepasar sus fronteras.

Un plan para debilitar a Europa

Una de las teorías disparatadas asegura que el virus fue fabricado; después se les fue de las manos. La más extrema sostiene que el covid forma parte un plan para debilitar a EEUU y a Europa, dañar sus economías y la confianza en sus dirigentes. El virus sería el anuncio de una nueva guerra virológica. Tampoco sale bien parada la OMS. Hace un par de meses rechazó de manera categórica la hipótesis del laboratorio, y ahora deberá volver a investigarlo.

El periodista Javier Sampedro, experto en genética y biología molecular, recuerda a menudo las diferencias entre Filosofía y Ciencia, una máxima que se puede aplicar a este caso: “El filósofo trabaja con un mazo de hojas en blanco y un lápiz; el científico trabaja con un mazo de hojas en blanco, un lápiz y una papelera”. En la ciencia nada es definitivo hasta que se demuestra la contrario. No ocurre con la estupidez, cuando se cuela, ya es para toda la vida.

Suscríbete para seguir leyendo