Apuntes

Diálogo, pero solo social

Sindicatos y patronales han sido capaces de múltiples acuerdos e incluso el Barça y el Madrid, pero no los políticos

Firma del pacto para prorrogar ERTE

Firma del pacto para prorrogar ERTE / FERNANDO VILLAR

Agustí Sala

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Pues bien, no podemos decir que España no sea un país de diálogo. Haberlo haylo. No en la política, donde escasea y se prioriza el rendimiento electoral a corto plazo y la bronca con cualquier motivo, pero sí, por ejemplo, en la economía (afortunadamente), donde ha funcionado hasta ahora. No podemos decir que no hayamos sufrido: la última prórroga de los expedientes de regulación temporal de empleo (ertes) hasta el 30 de septiembre casi provoca algún infarto, al llegarse a un pacto 'in extremis'.

La vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pero también el titular de Seguridad Social, José Luis Escrivá, han regalado una nueva fotografía al presidente Pedro Sánchez que demuestra que el diálogo social funciona. Especialmente cuando el Ejecutivo está dispuesto a abrir la chequera para paliar los daños de la crisis.

Intereses contrapuestos en muchas ocasiones han sido capaces de ponerse de acuerdo.Podríamos decir que los líderes de CCOO y UGT, Unai Sordo y Josep Maria Álvarez; y los de la CEOE, Antonio Garamendi; y de Cepyme, Gerardo Cuerva, han dado lecciones de posibilismo. En la reforma de las pensiones parece que, de entrada, las cosas también van bien encaminadas, aunque el 'toro' de la reforma laboral seguro que ya será más difícil de lidiar. Ya veremos.

Pero, en todo caso, nos iría muy bien que ese clima de consenso predominara también la política. Más pragmatismo y menos discusión de taberna en cuestiones que son esenciales. Resulta sorprendente, cuando no indignante, ver que los agentes sociales son capaces de llegar a múltiples acuerdos y los representantes políticos no, en ningún ámbito. Por poner unos ejemplos, incluso las patronales Foment del Treball y Pimec son capaces de aparcar sus rencillas e ir de la mano cuando tienen intereses comunes. Y no digamos el Barça y el Real Madrid, competidores atávicos, con la nonata liga europea de élite. Pero los partidos, no. Una pena. Tenemos diálogo, sí, pero solo social, que no es poco, pero no es suficiente.

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