Sentencia del Consejo Constitucional francés

La lengua de la República

Francia exportó al mundo el lema “Libertad, igualdad, fraternidad”, pero tiene en el reconocimiento de la diversidad su asignatura pendiente

La Torre Eiffel iluminada con los colores de la bandera francesa.

La Torre Eiffel iluminada con los colores de la bandera francesa.

Rafael Jorba

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El Estado de derecho se concreta en múltiples formas, de las repúblicas a las monarquías parlamentarias, de los sistemas presidencialistas a los regímenes parlamentarios, de la estructura federal a los modelos centralizados... El factor común es la soberanía popular: el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Este es el caso de Francia, nuestro vecino del norte, que exportó al mundo el lema de la República –“Libertad, igualdad, fraternidad”–, pero que tiene en el reconocimiento de la diversidad su asignatura pendiente.

El último ejemplo lo acaba de dar el Consejo Constitucional que ha enmendado una ley sobre protección y promoción de las lenguas regionales, conocida como ‘ley Molac’ (el diputado bretón Paul Molac fue su impulsor). La Asamblea Nacional, tras múltiples intentos fallidos desde el nacimiento de la V República en 1958, había aprobado el 8 de abril por amplia mayoría (247 votos a favor, 76 en contra y 19 abstenciones) un texto que abría la puerta a la inmersión en las lenguas regionales: vasco, occitano, bretón y catalán.

El Consejo Constitucional, en una resolución del 21 de mayo, acepta que las lenguas regionales sean curriculares, pero rechaza la “enseñanza inmersiva de una lengua regional” que suponga su uso “como lengua principal de enseñanza y como lengua de comunicación” dentro del centro escolar. La sentencia no solo estipula que la “lengua vehicular” debe seguir siendo el francés, sino que establece que en los registros civiles no se podrán utilizar otros signos que los de la lengua francesa (caso, por ejemplo, de la tilde ñ bretona). “¡Increíble! El Consejo Constitucional censura la enseñanza por inmersión y el uso de los signos diacríticos en lenguas regionales”, exclamó en un tuit Paul Molac.

El diputado, que había sido elegido por La República en Marcha (LREM), el partido del presidente Macron, reclama una reforma de la Constitución para modificar su artículo 2, precisamente el que esgrime el Consejo Constitucional: “La lengua de la República es el francés”. La mayoría gubernamental aprobó la ley, pero después 61 de sus diputados presentaron el recurso alentados en la sombra por el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer. Según 'Le Monde', confesó en privado que no quería “vivir en Francia el fenómeno catalán”.

Más allá del doble lenguaje –el primer ministro descartó recurrir la ley–, es un hecho que la Constitución de 1958 consagra el francés como “la lengua de la República”, como ha recordado ahora el Consejo Constitucional. No es la primera vez que la Constitución de la V República cierra el paso a disposiciones que abogaban por una mayor diversidad. Este fue el caso, por ejemplo, del llamado Estatuto Joxe para Córcega, impulsado en 1991 por el entonces ministro del Interior, el socialista Pierre Joxe, hombre de confianza del presidente Mitterrand.

El artículo 1 de aquel texto disponía que “la República francesa garantiza a la comunidad histórica y cultural viva que constituye el pueblo corso, componente del pueblo francés, los derechos a la preservación de su identidad cultural y a la defensa de sus intereses económicos y sociales específicos”. También entonces el Constitucional censuró el artículo argumentando que era “contrario a la Constitución, la cual solo reconoce el pueblo francés, compuesto de todos los ciudadanos franceses sin distinción de origen, de raza o de religión”.

Como demuestra una sentencia del Consejo Constitucional, en materia de diversidad lingüística y pluralidad territorial España está por delante de Francia

Desde esta óptica, el preámbulo de la Constitución de 1958 se inicia con la expresión el “pueblo francés” en contraste con el preámbulo de la Constitución española de 1978 que proclama la voluntad de “proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”. También el artículo 2 de la Constitución francesa establece que “la lengua de la República es el francés” en contraste con el artículo 3 de la Constitución española que define al castellano como “la lengua española oficial”, pero reconoce que “las otras lenguas españolas serán también oficiales” en sus respectivas comunidades autónomas.

En resumen, como acaba de demostrar esta nueva sentencia del Consejo Constitucional, en materia de diversidad lingüística y de pluralidad territorial la Monarquía parlamentaria española está por delante de la República francesa.

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