LGTBI-fobia
Houston, tenemos un problema
Queda mucha tarea para limpiar de prejuicios un país que, en el terreno legal, es pionero en la defensa de los derechos LGTBI
Carles Francino
Periodista
Carles Francino
Es el colmo de los colmos. Por si no estuviéramos ya suficientemente contaminados de precariedad, de desigualdad, cuando no directamente de explotación, ahora resulta que puedes perder una oportunidad de trabajo por tu condición sexual. La otra tarde me quedé alucinado con la conversación entre un jefe de empresa y el aspirante a un empleo de carpintero, rechazado en los siguientes términos:
-"Te llamo para una mala noticia. Creo que no me encajas para trabajar, ¿vale?
-Vale no pasa nada.
-Lo siento. Tienes ese problema, que no es un problema, pero yo lo tengo que consultar a los otros compañeros y no les apetece mucho.
-Pero, ¿a qué te refieres?
-A que eres "gay".
A partir de ese momento, el diálogo se convirtió en un monumento al surrealismo -y a la falta de respeto- con el jefe insistiendo en que él no veía ningún inconveniente, pero que tampoco quería líos en el trabajo, a lo que el aspirante -un prodigio de paciencia y educación- respondió con buen tino:
-"O sea, que importa más dónde la meta que con quién trabaje"
Este lamentable episodio ocurrido en Potes, un pueblecito maravilloso de Cantabria, ha podido conocerse porque la víctima -sí, es una víctima- tiene instalada una aplicación en el móvil que graba todas las conversaciones. Yo recomiendo escucharla entera y, si fuera posible, comentarla en los institutos, en los colegios, donde no solo se elige a qué dedicarse en la vida -si te dejan y encuentras trabajo- sino que también se fragua qué clase de persona serás.
De hecho, esta historia del carpintero frustrado se difundió, precisamente, el Día Internacional contra la LGTBI-fobia; o sea, que queda mucha tarea para limpiar de prejuicios y discriminaciones un país que, en el terreno legal, es pionero en la defensa de estos derechos. Lástima que el BOE y la calle no siempre coincidan. Quizá por eso más de la mitad de gays, lesbianas y transexuales no han salido aún del armario en el ámbito laboral. Y no me extraña. Porque hemos avanzado, sí, pero aún tenemos un problema, sobre todo en algunas cabezas. Y no en Houston; aquí.
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