Acabar con el pudridero

Si nadie hace nada, aunque haya un alto el fuego, la guerra entre judíos y palestinos continuará. A los actuales liderazgos a uno y otro lado del conflicto les sirve seguir como hasta ahora. A la comunidad internacional, con estos interlocutores, no les compensa invertir esfuerzos para un acuerdo imposible. Así, el pudridero puede quedar al margen durante unos años, pero no tardará la confrontación y volveremos a reescribir lo mismo que venimos haciendo desde hace mas de una década. Es curioso que, cada vez que vemos sangre en esta región, el mundo se sobresalte y en cambio, ahora que se inicia un nuevo alto el fuego, dejemos que Oriente Medio regrese a la resignación, como si la suerte de este rincón del mundo donde la gente, a uno y otro lado, también quiere vivir en paz, estuviera condenada a una guerra permanente, durante tantas generaciones como seamos capaces de ver.

¿Qué se puede hacer? Para empezar dejar de validar el pasado. Si alguna certeza ha dejado todo este tiempo es que la historia va a aportar muy poco a un acuerdo futuro. Hoy, tan absurdo es argumentar que el Estado judío nunca debió crearse, como pensar que los palestinos puedan seguir de rodillas. Con posturas igual de radicales a ambos lados estamos lejos de un proceso de paz. La premisa para iniciar algo así no consiste en ventilar una lista de reclamaciones históricas o calificar al contrario como terrorista, sino saber que ambas partes están dispuestas a aceptar compromisos y renuncias. Y, para eso, hay que fijar límites. Esa tal vez sea la responsabilidad de los actores internacionales, dada las incapacidad de los responsables políticos directos, a uno y otro lado.

Con la agenda global centrada en la pandemia, el cambio climático o la confrontación entre EE.UU y China, el riesgo de que el conflicto en Oriente Medio pase a la agenda de causas perdidas es enorme. O se trabaja un acuerdo o seguirá el pudridero. Pero mientras a uno y otro lado creen que han ganado, si esto sigue así, todos perdemos.