Nomadismo

El hogar nómada

La casa puede estar en cualquier sitio, no estar hecha de ladrillo y cemento, si no de la voluntad de uno, su imaginación, y la vida que elige

Fotograma de 'Nomadland'

Fotograma de 'Nomadland' / CAPTURA VIDEO

Mónica Vázquez

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Lo que hace de una casa un hogar no son las paredes que la contienen, ni la tierra sobre la que se erigen. No son los metros cuadrados, las facturas, los muebles, las fotos enmarcadas ni las posesiones acumuladas a través de los años. No son las reformas, ni el dinero invertido, o gastado, en ella. Lo que hace de una casa un hogar es la magia del día a día, la magia de la rutina sobre la que nos construimos a nosotros mismos, es la persona que la habita. El hogar es el espacio en el que una persona se contiene a sí misma, el punto desde el cual explora el mundo, el rincón en el que uno se permite ser quien es, tal y como es, sin pensar en cómo encajaría tal cosa en la realidad de los demás. Lo que hace de una casa un hogar es la magia de encontrar un lugar que llamar propio

Ese pasaporte a uno mismo que es el hogar puede estar en cualquier sitio, no está hecho de ladrillo y cemento, si no de la voluntad de uno, su imaginación, y la vida que elige. Somos hijos de una cultura que nos enseña que el hogar es una presencia física, inamovible, innegociable, una certeza que se clava en el mapa y en la memoria, una puñalada a nuestra cuenta bancaria, un ancla inevitable para el futuro. Nos enseñan que el hogar es una hipoteca, un gasto, una inversión. El hogar es una casa, nos dicen, y cuanto más grande sea esa casa, mejor. Con el tiempo, hacemos hogar de ella hasta el punto de ser incapaces de diferenciar una cosa de la otra. Y, año tras año, se nos hace más y más difícil imaginar otras opciones. La vida se amolda a la decisión que tomamos de elegir ese punto exacto, esas cuatro paredes en concreto, y se va haciendo manejable, le coge gusto y se convierte en rutina. Y nos dejamos llevar por ella, nos perdemos en los ritos del día a día. 

El mundo te invita a la aventura, pero la sociedad te quiere quieto, parado, anclado en un lugar y en una vida que encaje en una de las cajas que se apilan con facilidad, para que otros construyan imperios. Se nos lanza desde pequeños a una cadena de consecuencias, que nos lleva de la mano hacia el futuro. Y aceptamos sin cuestionarlo demasiado, aceptando el diseño de vida que se nos ofrece. Romantizamos la libertad a la vez que la hacemos imposible, al formar parte de la pantomima alegremente. Nada más cómodo que hundirse en el día a día, emborrachándonos de lo cotidiano, de lo que nos han enseñado a aspirar a ser, soñando con lo que podríamos hacer si tan sólo fuese posible, si tan sólo nos lo pudiéramos permitir. La mayoría prefiere pagar el precio, no importa cuan alto sea, para formar parte de la sociedad que dictamina las normas del juego. 

Aquellos que deciden no jugar, aquellos que se niegan a encerrar el horizonte en lo cotidiano, y se esfuerzan por imaginar una vida más allá de los límites establecidos, son la anomalía 

Y aquellos que deciden no jugar, aquellos que se niegan a encerrar el horizonte en lo cotidiano, y se esfuerzan por imaginar una vida más allá de los límites establecidos, son la anomalía que cruza la frontera entre lo conocido y lo que queda por conocer. La película 'Nomadland' cuenta la historia de Fern, una mujer de 61 años que vive sola en una furgoneta atravesando Estados Unidos, encadenando trabajos temporales que le permiten seguir el camino, siempre hacia delante, hacia ningún lugar, hacia todos, quizá, al mismo tiempo. Cuando la fábrica para la que trabajara durante años cierra, Fern toma la decisión de vender su casa y la mayoría de sus posesiones para poder hacer frente a las facturas de una vida sin su marido, que perdió la vida meses antes de que la fábrica cerrara. La película nos presenta un mundo más allá de la estructura social que nos imponen, aquella para la que nos entrenan y educan desde niños. Siguiendo las aventuras de Fern conocemos a gente que vive al margen de la sociedad, creando una diferente, flexible, abierta y sin límites. 'Nomadland', dirigida por Chloé Zhao, está basada en el libro “País Nómada: Supervivientes del siglo XXI” escrito por la periodista Jessica Bruer, y está considerada como la mejor película de 2020, ganando premios allá por donde pasa. 

En un año en el que hemos vivido encerrados en la soledad del hogar inerte, la historia de una mujer nómada nos roba el corazón y atrapa la imaginación colectiva. La sensación de comunidad que se desprende y se construye en la carretera atraviesa la pantalla, inundando al espectador de una repentina necesidad de mirar por la ventana, de salir a la calle y enfrentarse a la inmensidad del cielo. La carretera como destino. Y el camino como hogar. 'Nomadland', medio documental, medio película, rompe el espejismo de conformidad al que nos sometemos y nos susurra que, quizá, el hogar está ahí fuera