La crisis con Marruecos

Sin razón de Estado

El PP no pierde ocasión de desgastar a los gobiernos socialistas con asuntos de Estado

Pablo Casado      David Castro

Pablo Casado David Castro / David Castro

Rosa Paz

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Desde que José María Aznar rompiera, al comienzo de los años 90 del pasado siglo, con el compromiso no escrito de no utilizar asuntos de Estado para hacer oposición, el PP no ha perdido ocasión de tratar de desgastar a los gobiernos socialistas de turno por los atentados terroristas o por cuestiones vinculadas a las relaciones exteriores. Ese tipo de oposición la sufrieron Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero y ahora la padece Pedro Sánchez. No es solo que el actual líder popular, Pablo Casado, se negara el pasado año a apoyar las últimas prórrogas del estado de alarma que permitían el confinamiento domiciliario, es que ahora, ante el chantaje de Marruecos a España, ataca al Gobierno argumentando que la culpa de todo es de Sánchez, de su debilidad y de su política de alianzas. Así es que las autoridades marroquíes lanzan a miles de sus ciudadanos al mar para que crucen a Ceuta porque el presidente del Gobierno es incapaz de garantizar las fronteras dado que, al parecer, su pacto con Podemos, ERC o Bildu se lo impide. Un raro razonamiento.

Podría parecer que la política española es siempre así. Pero no lo ha sido cuando el PSOE ha estado en la oposición. Su dureza opositora no impidió a los socialistas dar su apoyo al Gobierno de Aznar, por ejemplo, cuando la crisis de Perejil o en sus negociaciones con ETA. Pero el PP piensa que todo lo que pueda dañar al Ejecutivo es bienvenido, aunque sea malo para el país. Ya lo dijo Cristóbal Montoro, en 2010, cuando en lo peor de la crisis económica le negaron su respaldo a Zapatero: “Que se hunda España que ya la levantaremos nosotros”. Ahora parecen seguir la misma consigna. Como su victoria madrileña les ha dado alas, se permiten asegurar que Casado ya “vio venir” la crisis con Marruecos y por eso se reunió con los dirigentes de dos partidos marroquís que, por cierto, reivindican la soberanía sobre Ceuta y Melilla. No consta que avisara al Gobierno de la que se avecinaba, ni parece, por tanto, que su actuación respondiera, o responda, a ninguna razón de Estado.