NO SOLO FÚTBOL

La burbuja del fútbol femenino

Celebración Champions femenina

Celebración Champions femenina / FC BARCELONA

Josep Martí Blanch

Josep Martí Blanch

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Si fuese cierta la patraña tan extendida de que son suficientes 21 días para convertir una acción en un hábito servidor no fumaría, pesaría diez kilos menos y no descorcharía botellas con tanta alegría. Habría también efectos colectivos. Los gimnasios estarían siempre atiborrados porque todos los que pagan la cuota seguirían acudiendo puntuales a su cita transcurrido el primer mes, sin abandonarlo para regresar corriendo a su rutina de sofá y holgazaneo. 

Decididamente un hábito necesita más tiempo para convertirse en tal. Lo que sí es cierto es que entre la verdad y la mentira siempre escogemos la segunda a condición de que nos obligue a sudar menos. Cómo, si no, alguien en su sano juicio puede creerse los anuncios de las escuelas que prometen el aprendizaje de un idioma sin esfuerzo? La respuesta es sencilla: nos ilusiona tanto esa trola que decidimos hacerla pasar por verdad de la buena. Luego, después de dejarnos una pasta, descubrimos que todo lo que hemos aprendido se reduce a saber decir 'one', 'two', 'three', 'red', 'blue' y 'yellow'. No hay 21 días que valgan. Los hábitos exigen tiempo y esfuerzo.

La historia de las audiencias

Anda ahora la gente enloquecida con el fútbol femenino, como si ya no hubiera vuelta atrás y no existiese el riesgo de que el fervor por las mujeres futbolistas no fuese simplemente algo pasajero. Ignora este irracional optimismo la historia de las audiencias.

Solo para refrescar la memoria, hubo un tiempo en el que hasta que los que no saben cambiar una rueda permanecían inmóviles ante el televisor viendo carreras de F1. También aquellos que ignoran donde están los frenos de una bicicleta enloquecían ante una etapa del Tour . Podríamos añadir más ejemplos pero basta con uno más: los Barcelona Dragons llegaron a sentar ¡pagando! hasta 50.000 personas en el Estadi Olímpic para ver un partido de fútbol americano y hoy solo los iniciados saben que acaban de resucitar para volver a jugar en Reus.

Los medios de comunicación

El fútbol femenino vive ahora su particular burbuja de interés. A caballo del feminismo de nueva generación los medios de comunicación se han autoimpuesto la obligación de informar con entusiasmo y generosidad de los partidos de las competiciones femeninas y han logrado estimular la célula durmiente que siempre es el interés por aquello que es percibido como una novedad.

El ejemplo inglés

Se intenta reparar así la injusticia de la invisibilidad y la deuda que el fútbol tiene con las mujeres que lo practican. Poca gente sabe, por ejemplo, que en 1921 la federación inglesa prohibió que las féminas pudiesen jugar a fútbol en los recintos de los clubs y que el veto se extendió hasta 1971. ¿El motivo? La escasez de hombres debido a los estragos de la Primera Guerra Mundial había convertido el fútbol femenino en una verdadera alternativa y los campos se llenaban para verlas jugar a ellas. La solución: borrarlas del mapa.

Pero el 'boom' del presente no tiene por qué consolidarse así que no hay motivo alguno para la complacencia. El fútbol femenino es todavía y por mucho tiempo material precario. Ni en 21 días se coge un hábito ni en un par de temporadas un deporte invisible adquiere la categoría de imprescindible.