Acuerdo entre ERC y Junts
Gobierno de gestión
Los posconvergentes reiterarán insignificantes fuegos de artificio desde Exteriores y el Parlament, pero Aragonès tiene las manos libres para pactar con el PSOE, condición previa para la reconciliación de los independentistas con la sociedad
Xavier Bru de Sala
Escritor y periodista.
Xavier Bru de Sala
Por mucho que ciertas izquierdas se sientan engañadas por los republicanos, se pongan de luto y clamen al cielo, todo el mundo tendría que admitir que ERC ha ganado, y de largo, el pulso a JxCat. Aragonès tiene más de lo que quería el primer día: ser 'president' efectivo, sin ningún tipo de tutela, y encima dispone de un amplio margen de maniobra, incluso para cambiar de aliados, si conviene, a media legislatura. Gracias al amago de abrazo visto y no visto de los republicanos a los Comuns, los posconvergentes de JxCat se han impuesto a los radicales. Ellos tienen las 'conselleries' que querían y más de doscientos altos cargos. El faro de Waterloo se encuentra muy disminuido de luz, de voz e incluso de voto.
A cambio de quedarse a bordo de la nave para gestionar la mitad de las 'conselleries' y todo el presupuesto, JxCat abandona el timón y se supedita a la estrategia republicana de claudicar y sacar el máximo provecho de unas circunstancias adversas que ellos mismos, ahora con la inestimable colaboración de JxCat, contribuyen a hacer imposibles de cambiar. Madrid tendría que celebrar la rendición. El punto de la declaración que traslada la dirección del ya fantasmagórico 'procés' a una mesa con los tres partidos, Òmnium y ANC -sin el Consell, está claro- es una contundente demostración del monumental engaño a los radicales que, enardecidos, se apuntaron a las huestes que blandían la bandera de la declaración de independencia, la que ahora yace enterrada bajo la lápida del neoautonomismo. Junts reiterará insignificantes fuegos de artificio desde Exteriores y el Parlament, pero Aragonès tiene las manos libres para pactar con el PSOE.
Todo ello solo es una condición previa para la reconciliación de los independentistas con la sociedad. La única vía, la única, para hacerse perdonar primero y quizá ganársela después es la gestión. A diferencia del 'somiatruites' de su antecesor, el 'president' Aragonès es un tecnócrata de alto nivel. Por mucho que juegue a Puigdemont, Artadi también lo es. No les queda más remedio que gestionar bien, si puede ser.
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