El antisemitismo como odio transversal

Dos estudios publicados en EEUU constatan el aumento de la intolerancia hacia los judíos, en el país que estos consideran como el más seguro del mundo

Un restaurante judío atacado en la ciudad de Acre

Un restaurante judío atacado en la ciudad de Acre / AFP

Eugenio García Gascón

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Dos estudios publicados estos días aportan datos inéditos sobre el antisemitismo que, probablemente, pueden extrapolarse desde Estados Unidos, donde se ha confeccionado la investigación, a otras latitudes. El primer trabajo aborda el antisemitismo en relación con la derecha y la izquierda y constata que ha crecido en ese gran país, que los judíos consideran desde hace décadas el lugar más seguro del mundo, de la misma manera que consideraron otros santuarios de Europa, antes de que se convirtieran en infierno.

Revela que las personas conservadoras presentan una mayor inclinación al antisemitismo que los liberales de izquierdas, algo que ya se sabía, pero muestra que dentro de la ideología conservadora los más jóvenes son los más antisemitas. El dato preocupa a los dirigentes de la comunidad, por las repercusiones que pueda tener a medio plazo en la política de EEUU en lo tocante a los judíos y, también, en su política con respecto a Israel. Sin embargo, los americanos liberales, y más específicamente quienes son más de izquierdas, proyectan sobre los judíos una responsabilidad directa en relación con las controvertidas políticas de Israel en Oriente Próximo.

En el sondeo, preparado por el profesor Eitan Hersh, los afiliados a la derecha, jóvenes y mayores, tienen una tendencia superior que los liberales a creer que los judíos ostentan demasiado poder, que son más leales a Israel que a EEUU, y son más partidarios de boicotear a Israel para protestar contra las políticas de este país. Mientras que el 35 por ciento de los americanos, en la categoría de muy conservadores, creen que los judíos detentan demasiado poder en Estados Unidos, solo el 5 por ciento de la categoría de los muy liberales comparten la opinión; unos resultados similares se dan en ambos grupos cuando se les pregunta si creen que los judíos son más leales a Israel que a EEUU.

El antisemitismo aparece en los dos estudios como un fenómeno transversal, aunque más frecuente entre los jóvenes y las personas más cultas

En opinión del profesor Hersh, el mandato de Donald Trump ha ayudado a normalizar el antisemitismo en la esfera pública, a pesar de que Trump ha favorecido a Israel como ningún otro presidente en la historia de EEUU. La conclusión del estudio indica que en la izquierda “es mucho menos dominante” el antisemitismo que en la derecha. Es chocante, por lo tanto, que pese a que los conservadores tienen una mayor tendencia al antisemitismo, Israel haya puesto la mayoría de sus huevos en el nido de los conservadores, algo que tal vez se explique porque los conservadores tienen una aversión congénita al islam y los árabes, una tendencia no tan acusada entre los liberales. Además, la idea de justicia de los liberales es bastante distinta a la de los conservadores y colisiona con la brutal ocupación que impera en los territorios palestinos, lo que a su vez explicaría la aversión de Israel hacia la izquierda occidental.

El segundo estudio, realizado por tres profesores americanos para la conocida revista judía Tablet, descubre, no sin cierta sorpresa, que la intolerancia y el antisemitismo no están ligados a la falta de educación, como habitualmente se piensa, sino que se dan con mayor frecuencia entre las personas más cultas y formadas. En este sentido, se ha recordado que en la Conferencia de Wannsee de 1942, cuando se decidió la aniquilación de la población judía de Europa, de los 15 participantes, ocho tenían título de doctor y el resto tenía una educación considerable.

El antisemitismo, como el odio en general, aparece en los dos estudios como un fenómeno transversal, que atraviesa el espectro de derecha a izquierda con pocas diferencias de edad, aunque más frecuente entre los jóvenes, desde los americanos con escasa cultura a los que tienen una educación de élite, destacando que puede ser más frecuente entre las personas más cultas. El antisemitismo, y el odio en general, son ciertamente más propios de la derecha. Ante estos resultados, no deja de ser curiosa la paradoja de que Israel haya declarado la guerra a la izquierda y se haya aliado estrechamente con las corrientes políticas más nacionalistas, es decir más de derechas, y a menudo con claros tintes antisemitas, algo que no solamente sucede en Estados Unidos sino que también se observa en Europa, lo que probablemente es un error de los dirigentes israelíes, como han subrayado algunos líderes judíos progresistas.

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