Opinión | LIBERTAD CONDICIONAL

Lucía Etxebarria

Consumismo o libertad

Micrografia electronica de barrido coloreada de una celula apoptotica  en verde  muy infectada con particulas del virus SARS-COV-2  en color purpura  aislada de una muestra de paciente  capturada y mejorada por Centro de Investigacion Integrada del Instituto estadounidense de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID)  en Hamilton   Montana (Estados Unidos de America)  a 13 de febrero de 2020   CORONAVIRUS COVID-19 ESTADO DE ALARMA PANDEMIA LABORATORIO NIAID   NIAID  (Foto de ARCHIVO)   virus  coronavirus  covid19 covid 19 generico recurso       13 02 2020

Micrografia electronica de barrido coloreada de una celula apoptotica en verde muy infectada con particulas del virus SARS-COV-2 en color purpura aislada de una muestra de paciente capturada y mejorada por Centro de Investigacion Integrada del Instituto estadounidense de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID) en Hamilton Montana (Estados Unidos de America) a 13 de febrero de 2020 CORONAVIRUS COVID-19 ESTADO DE ALARMA PANDEMIA LABORATORIO NIAID NIAID (Foto de ARCHIVO) virus coronavirus covid19 covid 19 generico recurso 13 02 2020 / NIAID

Imagine que es usted un glóbulo blanco, un guerrero que flota en el torrente sanguíneo al acecho de virus y las bacterias y que, cuando los identifica, los fagocita. ¿Sabe usted que vive dentro de una persona? Y si fuera usted un ácaro de la sarna, o una tenia solitaria, ¿entendería, como microinsecto o lombriz, que en realidad vive usted en un superorganismo que le acoge?

Ahora imagine que la Tierra vive, siente y piensa. No piensa como piensa usted, de la misma forma que ni el microinsecto ni la lombriz piensan en términos humanos. Pero todos los seres vivos son capaces de desarrollar estrategias para sobrevivir. El ácaro aprende a construir túneles en su piel, la tenia ha desarrollado estrategias para procesar los alimentos de las personas a las que invade… ¿Y la Tierra? ¿Y si la Tierra es un organismo capaz de desarrollar estrategias de supervivencia? Pues esto es lo que propone el ambientalista James Lovelock en su teoría de Gaia.

"¿Y si la Tierra es un organismo capaz de desarrollar estrategias de supervivencia?"

Quizá la carga revolucionaria de su idea nos hace despreciarla antes siquiera de intentar entenderla. Pero quizá Lovelock ha sido, como Copérnico, un adelantado a su tiempo.

Entonces, ¿no podríamos imaginar que Gaia envió el coronavirus porque, por ejemplo, pretendía parar las emisiones de dióxido de carbono de los viajes de avión, que se habían disparado en los últimos años, desde que se popularizaran los viajes 'low-cost' y las escapadas de fin de semana? Sí, sé a priori que no suena científico, pero a Galileo también le dijeron que la Tierra era el centro del Universo.

Lo que nadie duda es que los seres humanos estamos enfermando al planeta en nuestro planeta, en forma de contaminación (la alergia de Gaia), alteración de los ecosistemas (los distintos órganos de Gaia), subida de las temperaturas (la fiebre de Gaia) o destrucción de los bosques (los pulmones de Gaia).

Gaia contra el patógeno

Por ejemplo, ¿por qué surgió el coronavirus? Pues debido a una zoonosis. ¿Qué es zoonosis, me dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul? Pues el fenómeno por el cual enfermedades infecciosas causadas por bacterias, virus, hongos o parásitos se transmiten de los animales a los humanos.

Más del 70% de las infecciones emergentes de los últimos 40 años han sido zoonosis y parece que el coronavirus también lo es, y que se ha extendido debido a la acción humana, que ha extinguido especies y ha obligado a los virus a cambiar de huésped. Ya ha pasado con la gripe aviar y con el ébola.

Y si seguimos con esta hipótesis, ¿no podría ser el coronavirus un mecanismo de defensa de Gaia contra el patógeno que la amenaza y la está enfermando? Es decir, contra el ser humano.

Cuando se habla de la vuelta a la normalidad, ¿de qué tipo de normalidad nos hablan?, ¿la de la destrucción acelerada de los recursos naturales y de las posibilidades de supervivencia de nuestra especie?, ¿la del derroche, la destrucción, la enfermedad y la contaminación?

Quizá este es el momento de plantearnos si merece la pena cambiar de ropa cada temporada, de coche cada dos años, de decoración cada cinco, si merece la pena viajar cada mes a una escapada diferente, si merece la pena desperdiciar recursos, agua, y aire puro…

 Si quizá el eslogan de la nueva-nueva normalidad no debería ser "consumismo o libertad". 

Suscríbete para seguir leyendo