La negociación de Govern

Catalunya no se merece esto

Junts no sabe, ni quiere compartir el poder interno y plantar cara al exterior con quien antes alternaba

Marta Ferrusola y Jordi Pujol se dirigen a la Comisión de Investigación del Parlament, en febrero del 2015.

Marta Ferrusola y Jordi Pujol se dirigen a la Comisión de Investigación del Parlament, en febrero del 2015.

Olga Ruiz

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En julio se cumplirán seis años de aquella comisión parlamentaria que le hizo cosquillas al clan Pujol. Seis años escondiendo bajo la alfombra la suciedad acumulada, imponiendo un silencio mediático bochornoso y aparentando ser un partido antagónico al del pacto y la foto del Majestic.

Esas dos épocas, la del 'pujolisme' que sostuvo al PP de Aznar a cambio de las competencias de tráfico y la aniquilación política de Vidal-Quadras y la de la comisión parlamentaria a los Pujol, son ahora fundamentales para explicar la suma de ridículos que estamos soportando desde el pasado 14 de febrero.

Negociar es la suma de los ingredientes querer, ceder, conceder y obtener. ¿Por qué es imposible esta ecuación para Junts?

Las negociaciones en Catalunya siempre se han hecho de puertas afuera con un interlocutor fijo que ha sido Madrid y el correspondiente juego de apariencias, cesiones y ganancias. Este 'modus operandi' nunca ha puesto en peligro el poder interior ni el reparto del mismo. La hegemonía convergente repartía juego fuera y se repartía el poder dentro. La fórmula era perfecta, para ellos claro. En la etapa posterior al 2010 se sumó el revulsivo independentista, una estelada gigante capaz de cubrir financiaciones ilegales y fratricidios políticos. Junts es la legítima heredera de aquella derecha catalana, lo es en sus cimientos aunque hayan remozado la decoración de interiores.

Ahora tienen que hacer un ejercicio ignoto: compartir el poder del interior y plantar cara al poder exterior con el que antes alternaban. No lo han hecho nunca, ni saben, ni quieren. 

En la caricaturesca comisión parlamentaria, la matriarca Ferrusola afirmó: “Catalunya no se merece esto” dando por hecho que Catalunya y los Pujol eran una unidad única e indivisible. Ahora Junts pasa por el mismo trance: la única Catalunya válida es la que ellos personifican.

Lo único que no entiendo es el interés de ERC y la CUP en perpetuar ese poder, la estelada definitivamente merma la visión.

Catalunya no se merece esto.

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