Racismo

Ni árabe ni napalm

Existe una realidad paralela y peor para todos aquellos que no gozan del privilegio blanco

Manifestación en El Masnou contra el racismo y el fascismo después del ataque a un centro de menores no acompañados.

Manifestación en El Masnou contra el racismo y el fascismo después del ataque a un centro de menores no acompañados. / ANNA MAS

Maria Rovira

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El pasado martes, la consultora en comunicación y activista antirracista Míriam Hatib explicaba en Twitter una situación peculiar. Hizo un ingreso de 20 euros vía Bizum a su madre, que quedó bloqueado por incidencia. Al poco, su madre recibió una llamada del banco. El motivo era que el concepto del ingreso fuera una palabra en árabe. Escrita en alfabeto latino, pero en árabe. Hacía poco, tampoco había podido devolver el importe del libro ‘Napalm el corazón’ a un amigo suyo poniendo "napalm" como concepto. Si no queremos problemas, nada de árabe y nada de napalm.

La anécdota le recordó a otro caso similar: en el momento de querer registrar una asociación bajo el nombre de 'Dawra', 'círculo' en árabe, las personas involucradas tuvieron que firmar un papel conforme la palabra realmente significaba 'círculo' en árabe y no tenía ninguna otra implicación.

Alaaddine Azzouzi, periodista y activista antirracista, el pasado 28 de febrero tuiteó: "Hoy saliendo del metro una chica se pensaba que la iba a robar y se ha girado hacia mí agarrándose el bolso. Siempre que voy en chándal me pasan estas cosas. Me la suda porque ya estoy acostumbrado, pero da rabia igualmente". Después añadía: "Aclaración: cuando no voy en chándal también me pasan cosas así, desgraciadamente. Por si alguien piensa que simplemente es una cuestión estética y no hay detrás toda una serie de estereotipos racistas". A menudo las redes nos sirven de ventana para leer experiencias en primera persona que en nuestro país de confort ni hemos tenido ni tendremos.

Trabas, desprecio, agresiones: el espectro de la violencia es amplio y ni siquiera los datos reflejan la envergadura del problema. Un estudio del Ministerio de Igualdad apunta que solo el 18,2% del total de personas que experimentaron una situación de discriminación en el año 2020 presentaron queja, reclamación o denuncia. Se calla, señala el estudio, por desconfianza, desconocimiento, problemas de idioma y / o miedo a las represalias.

Existe una realidad paralela y peor para todos aquellos que no gozan del privilegio blanco. Este, como todo privilegio, es relativo o directamente invisible para quien lo ostenta y disfruta. Pero no hay que girar la cara, hay que escuchar, hacer el trabajo y significarse públicamente. La equidistancia entre racismo y antirracismo es racismo.

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