Batacazo en Madrid

La tercera salida de Sánchez

El trance le pilla instalado en una versión monárquica de sí mismo

Pedro Sánchez en el Congreso

Pedro Sánchez en el Congreso / EUROPA PRESS / R. RUBIO

Matías Vallés

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La derrota del PSOE en Madrid es demasiado aplastante para encontrarle culpables, un aniquilamiento no deja rastro. La catástrofe viene acompañada además de una voladura cultural o subcultural, dada la ínfima calidad de los explosivos empleados, y que está cebada por la revuelta contra el paternalismo progresista. El traumático batacazo obliga en todo caso a la tercera salida de Don Quijote Sánchez. La primera incursión fallida tuvo lugar en 2015, segundas partes fueron buenas en 2018 a lomos de su escudero Pablo Iglesias, equitativamente odiado desde la derecha por haber alcanzado la vicepresidencia del Gobierno y desde la izquierda por haber abandonado el cargo.

Sánchez emprende su tercera salida desde la ventajosa posición de líder. Sin embargo, las pompas gubernamentales lastran a un político que mejora arrancando desde atrás. El trance le pilla instalado en una versión monárquica de sí mismo. El trono comporta una pérdida de flexibilidad, el atleta ya veterano ha de retomar la disciplina de la batalla, en el momento psicológico en que empieza a estar harto de los votantes. Los ocho primeros años de González o Aznar se queman ahora en apenas tres. No procede buscar alivio en la evidencia de queDíaz Ayuso es poca rival para Sánchez. Cierto, pero ese diferencial intensifica el daño causado por una candidata rudimentaria y pedestre, véase a la exquisita Hillary Clinton vapuleada por Trump. La tercera salida no supondrá mayor problema mientras la oposición sea encabezada por las momias del PSOE. En todo caso, el presidente madrileño y la presidenta madrileña no triunfan en sus respectivos ámbitos por el discurso vacilante que comparten, sino por su actitud. La Moncloa ha de analizar la opción nuclear de reducir a Madrid a la condición de provincia, un crimen impensable en un nativo del distrito de Tetuán pero que Macron maneja con soltura en París. La lección de la tercera salida de Sánchez es que el poder nunca está conquistado, aunque alivia saber que saldrá ganador en el CIS de Tezanos manque pierda.

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