Govern

Operación hegemonía

ERC ya tiene las partituras listas para tocar: una música dirigida a JxCat y otra, bien diferente, destinada al PSOE

Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y Gabriel Rufián, diputado de ERC en el Congreso

Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y Gabriel Rufián, diputado de ERC en el Congreso

Xavier Bru de Sala

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No es para nada inocente que, al día siguiente de rechazar la coalición con JxCat, ERC escenifique un acercamiento, esta vez sí que unilateral, al PSOE. El doble zigzag sacude de lo lindo el panorama político catalán, cuando todo demanda estabilidad. Los de ERC son muy conscientes de ello. Saben que no hay ni habrá mayoría en el Parlament sin la colaboración activa de JxCat o socialista. Pero humillan a JxCat y rechazan la del PSC. Salvador Illa se ha quedado sin margen de maniobra, pero Rufián se acerca al PSOE como nuevo Miquel Roca, a ver si desde La Moncloa emanan instrucciones inversas a los catalanes. Improbable hoy, no imposible en los próximos meses.

JxCat ha implorado una prórroga. La tiene. Aún así es difícil que, dentro de Junts, los partidarios del sí incondicional y del no a Aragonès lleguen a un acuerdo. ERC no dará marcha atrás, por lo que la repetición de elecciones dependerá de 4 votos. Cuatro votos que no son gratis, sino que significan el harakiri del relato legitimista (fundamentado en el éxito del 1-O, que su líder convirtió en fracaso). Si no surgen estos votos, aunque sean de tránsfugas, la previsión es que en vez de harakiri se produzca una decapitación de JxCat, avalada por unas urnas que, según calculan, incrementarían la ventaja de los republicanos. Incluso podrían trasladarse hacia el PP, por efecto Ayuso, una buena cantidad de votos que acaban de volver a los socialistas desde C 's. Resultado anticipado: primera victoria real y contundente de ERC.

El riesgo es máximo, pero el premio es jugoso. Si llega, claro. La incertidumbre inherente a toda situación de conflicto siempre deja margen para que las cosas salgan mal. Pero, si salen bien, mejor que sin el estrés de la repetición electoral, los republicanos ya tienen las partituras listas para tocar, desde el estrado del poder: una música dirigida a JxCat y otra, bien diferente, destinada al PSOE. No se puede descartar que cada uno baile la suya, cuando Aragonés lo indique. La determinación de los republicanos es máxima. La fe en la victoria más propia del Manchester de Guardiola que de los líderes catalanes.