Elecciones del 4-M

Tú, yo, nosotros, ella

Las campañas se las llevan los que interpretan mejor el momento y, en Madrid, el momento pedía incidir en la libertad del yo

Isabel Díaz Ayuso, durante la entrega de trofeos del torneo de tenis Masters 1000, de Madrid

Isabel Díaz Ayuso, durante la entrega de trofeos del torneo de tenis Masters 1000, de Madrid

José Luis Sastre

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Están pasando cosas y no está claro que tengan todas explicación. Al cabo de los días, en el PSOE empiezan a encontrar las razones de su peor resultado en Madrid porque, incluso la misma jornada de la votación, andaban agarrados a unos sondeos internos que negaban la evidencia. Hubiese bastado con asomarse más a la calle y pisarla y comprobar que lo de Isabel Díaz Ayuso no era el fruto de una burbuja en los medios, sino que se palpaba en las terrazas y en las calles. Esos fenómenos prenden así: se alinean los factores y una dirigente igual da votos que audiencia.

Fuera de Madrid aún se preguntan por las razones -hasta el 'Financial Times' le ha dedicado una crónica y su análisis-, pero lo más probable es que acierten todos los que den algún motivo. El que sea: el cansancio con las restricciones, la campaña en el barro, el fascismo o libertad, los impuestos, el discurso improvisado –“más vale malo conocido”, llegó a decir como reclamo de Ayuso la presidenta de las Nuevas Generaciones– y, en fin, todo lo que se viene oyendo a lo largo de esta semana larga, que la izquierda ha pasado en el diván. También está lo que se dice menos: que hay mucha más gente dispuesta a votar al PP de la que el PSOE piensa, quizá porque estamos ante los niveles más bajos de fidelidad a los partidos. Quizá porque el debate no es ya ideológico, sino que está en otra fase, más individual y menos colectiva. ¿Y si hubiera sido ese el dilema? Menos de nosotros y un poco más de yo. La libertad a la que apela Ayuso es de cada uno: “Yo hago lo que me da la gana cuando me da la gana”.

Fuera por la fórmula que fuera, el caso es que los éxitos electorales no se discuten, se aprovechan, y el PP se ha puesto a recitar los versos de Ayuso. Sucedió el sábado, cuando eligieron en Castellón a la nueva presidenta provincial del partido, que se arrancó a hablar de los toros y de la libertad y remató el acto al son de la canción 'Flying free' -volando libre-, como si en vez de un mitin estuvieran cerrando Barraca, en plena ruta del bacalao. Yo bailo lo que me da la gana donde me da la gana.

Se vota a los líderes por quiénes son tanto como por su ideario y, de hecho, es su personalidad la que ayuda a que les voten, aunque no se comparta su programa por entero

Están pasando cosas: Pablo Casado y Yolanda Díaz han dicho, a la vez, que aquí empieza otro ciclo. Para el PP porque, ahora sí, creen los sondeos. Para el Gobierno, porque no los quieren creer; porque con las vacunas, con los fondos europeos y sin Pablo Iglesias pretenden que la coalición apure su tiempo en la Moncloa, hasta que la legislatura llegue al final. El PP cuenta con que, para entonces, el efecto Ayuso haya derivado en el efecto Casado.

Estamos en esas, pendientes del tirón que de pronto resulta que tienen o pierden los líderes, aquello que antes llamaban el carisma, sea eso lo que sea. Se les vota por quiénes son tanto o casi tanto como por su ideario y, de hecho, es su personalidad la que ayuda a que les voten, aunque no se comparta su programa por entero. Puedes discrepar en ciertas cosas, pero le votas porque te gusta, porque le ves arrojo, porque te parecen una mujer libre o un hombre soso y cabal o todo lo contrario.

Las campañas, en suma, se las llevan los que saben seducir e interpretan mejor el momento y, en Madrid, el momento pedía incidir en la libertad del yo, por encima de las restricciones para nosotros. Individuo y libertad: más que conservadora, la fórmula es hasta vieja. Así es como Ayuso ha demostrado cómo se gana. El reto que le queda, ahora que tiene las manos libres como ella pedía, es demostrar cómo se lidera, lo que a veces requiere ir contra las encuestas. Eso lo traerá el ciclo nuevo que dicen que empieza para nosotros y para ellos.