Negociaciones y negaciones

Donde Sànchez dijo, ha dicho Diego

El resultado electoral dibuja una alternancia. Y pese al acuerdo de CUP y ERC, que dejó en evidencia la estrategia dilatoria de Junts, a estos se les atraganta investir a un 'president' republicano y de izquierdas. Ni más, ni menos

Negociadores de Junts y ERC en la cárcel de Lledoners

Negociadores de Junts y ERC en la cárcel de Lledoners

Sergi Sol

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El secretario general de Junts, Jordi Sànchez, debería leer las memorias de Napoleón Bonaparte en las que advierte que "la mejor manera de mantener la palabra es no darla". No prometas aquello que no puedas o estés dispuesto a cumplir, así tu palabra nunca se verá en entredicho

Y en esas estamos.

Para entendernos. El secretario general de Junts y responsable principal de la negociación, Jordi Sànchez, queriéndose quitar presión porqué la investidura se demoraba, dijo que todo el mundo estuviera tranquilo, que habría investidura y no repetición electoral. Y que para ello Junts se comprometía incluso a dar los votos sin entrar en el Govern. Una opción, por otra parte, que también abonó la presidenta del Parlament, Laura Borràs, repetidamente en las redes sociales.

Entendiendo que la repetición electoral, en las actuales circunstancias, es un escenario atroz que no resuelve nada y lo enturbia todo, ya se está echando agua al vino. Empezó con el matiz posterior de consultar el acuerdo a las bases, de Junts, dicho con una sonrisita sarcástica. Que sería como comprometerse, pongamos a comprar un coche, y cuando llega el momento soltar, espera que ahora tengo que consultarlo con mi pareja.

Luego está el papel de los Comuns. Junts declaró anatema un acuerdo con ellos, que sí defendía ERC. Y ahora resulta que, rizando el rizo, el mismo Sànchez resuelve ahora que para dar sus votos primero ERC debe conseguir los de los Comuns. Es un despropósito mayúsculo. No hay manera de entender nada.

En todo caso, esa circunstancia da un protagonismo a los Comuns, a los que no interesa volver a elecciones. Con su voto permitirían un Govern en el que, de entrada, no estaría Junts. Aunque queda la duda, razonable, que si Comuns acepta el envite, no vuelva Junts a tragarse su promesa y añadir otro tipo de condicionantes.

Al final, estamos en las mismas. El resultado electoral dibuja una alternancia. Y pese al acuerdo de CUP y ERC, que dejó en evidencia la estrategia dilatoria de Junts, a estos se les atraganta investir a un 'president' republicano y de izquierdas. Ni más, ni menos.