apunte

Un país que reformar

La labor es tan ingente que sería necesario el consenso, lo que supondría , en sí mismo, una buena reforma

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presenta las líneas generales el Plan de Recuperación tras la reunión del Consejo de Ministros.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presenta las líneas generales el Plan de Recuperación tras la reunión del Consejo de Ministros. / EFE / Emilio Naranjo

Agustí Sala

Agustí Sala

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Más nos vale que en esta ocasión aprovechemos la gran oportunidad de la que puede disfrutar España: los 140.000 millones de euros de los fondos europeos 'Next Generation-EU'. De estos, 69.528 millones será dinero que no hay que devolver durante los próximos tres años, aunque sí que llegará a cambio de cumplir con reformas y medidas de gran calado que van desde una reforma fiscal (cuya fecha de puesta en marcha se ha establecido en 2023 en el plan de recuperación remitido a Bruselas) hasta la de las pensiones, que entrarán en vigor entre el año que viene y el siguiente; la laboral, que está previsto que entre en vigor en 2022 o la polémica introducción del pago por el uso de autovías y carreteras. No será un camino de rosas, pero hay que conseguir como sea esos recursos que casi septuplican las inversiones previstas en los Presupuestos del Estado para 2021 y con un efecto multiplicador mayor cuanto mejor se gestionen.

Y a esta labor de reformas e inversiones, muchas de ellas imprescindibles para la necesaria transformación del país, como la transición ecológica o la digitalización, habrá que sumarle capacidad de gestión. Los precedentes no invitan al optimismo. España había ejecutado hasta el final de 2020 el 43% de los fondos europeos estructurales y de inversión que tiene adjudicados para el periodo 2014-2020, lo que supone la menor tasa de absorción de la Unión Europea (UE), aunque todavía dispone de tres años años para elevar el nivel de ejecución.

Al Gobierno se le viene encima una avalancha de trabajo para recibir y luego vehicular este ingente volumen de recursos. Si no cumplen los hitos no habrá desembolsos. Es por ello que sería de agradecer el consenso --en materia de diálogo social se está logrando-- y el mayor acuerdo parlamentario posible, aunque esto quizás sea pedir demasiado tras las elecciones en Madrid y el escenario político que se ha abierto. No solo debe entenderlo el Ejecutivo sino el resto del arco parlamentario. Sería una buena manera de empezar las reformas que requiere el país.

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