Resultados en las elecciones madrileñas

Trincheras con estabilidad

La próxima ocasión que tendrán los socialistas para lanzar una ofensiva a gran escala será a finales de 2023

El candidato socialista, Ángel Gabilondo, durante su comparecencia en la noche electoral del 4-M en el hotel Princesa Plaza, rodeado de la cúpula del PSOE-M y de miembros de su lista.

El candidato socialista, Ángel Gabilondo, durante su comparecencia en la noche electoral del 4-M en el hotel Princesa Plaza, rodeado de la cúpula del PSOE-M y de miembros de su lista. / DAVID CASTRO

Xavier Bru de Sala

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Ya está hecho, las elecciones de Madrid han fijado la línea y la profundidad de las trincheras de estas dos Españas que en realidad son una con dos caras: la que se autoconsidera la buena y la que avanza por encima del calificativo de retrógrada. Trincheras seguras, inamovibles, incluso confortables. Trincheras destinadas a perdurar mientras ninguno de los dos bandos no haga un movimiento significativo para avanzar posiciones. Envites que, fatalidad del calendario democrático, solo se pueden producir cuando las elecciones lo autorizan.

El resultado de Madrid es el mejor de los posibles para el PP, su dirección actual y sus esperanzas de conquistar la plaza fuerte de La Moncloa. Una victoria de Ayuso por mayoría absoluta habría dejado a Casado en el alambre. Una mayor dependencia de Vox habría proporcionado munición de gran calibre a Pedro Sánchez. Munición que ahora se encuentra en manos de su rival, afianzado como alternativa centrista, pero que no podrá utilizar hasta dentro treinta meses. Aunque el PSOE vuelva a sufrir en Andalucía, por mucho que las perspectivas de los Populares de comerse todo el espacio de Ciudadanos lleven camino de cumplirse, la próxima ocasión que tendrán para lanzar una ofensiva a gran escala será a finales de 2023. Contando que Sánchez y sus socios no se harán el harakiri. Falta mucho, y tanto la historia como la incertidumbre del presente nos enseña que la línea recta no existe en política.

Mientras tanto, trincheras y estabilidad. Cada uno parapetado en sus instituciones, muy pendientes todos de los sondeos, pero sin posibilidad de avanzar o retroceder sobre el terreno. Terreno que, a pesar de la revolcón, o quizás gracias al doble revolcón sufrido por el PSOE, tercera fuerza en la capital, tiene mucho tiempo para preparar de manera que cuando llegue la hora de la verdad no les sea tan desfavorable. Y para conseguirlo, descartada una entente con el PP que equivaldría a una rendición, solo hay un camino, que consiste en apearse de la prepotencia y reforzar las alianzas.

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