TV-3 y el rey Lear

Apabullante ‘El rey Lear’ de la compañía Atalaya en el Teatre Romea. Una poética, desgarradora, hasta salvaje adaptación de la obra de Shakespeare. Lear es un déspota que, en su vejez, decide ceder el reino a sus hijas. Lo repartirá en proporción al amor que cada una manifieste profesarle. En su soberbia, no distingue el amor verdadero del lisonjero, y deshereda a la única que lo respeta. El reino se quiebra.

TV-3 nació con el objetivo principal de normalizar la lengua y la cultura catalanas. Como cualquier medio público, es un campo de batalla. A un lado, el poder político y sus presiones para convertir el periodismo en propaganda. Al otro, los periodistas defendiendo su ética profesional. Pero el ‘procés’, con su intensa carga emocional, ha difuminado unos bandos que nunca fueron estancos. Desde una óptica empresarial, la estrategia funciona. Ha fidelizado a una parte importante de la audiencia. Pero también ha expulsado a otra. El CEO revela una disminución progresiva de telespectadores no independentistas. Si atendemos a sus perfiles, también se ha reducido la proporción de castellanohablantes. Reclamar una TV-3 menos sesgada es defender su esencia. Los afectos no siempre casan con los halagos.

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