Las elecciones del 4-M

Madrid y sus consecuencias

A Casado un triunfo de Ayuso le puede producir una euforia momentánea. Si la presidenta madrileña forma gobierno con Vox, arruina el pretendido discurso moderado del líder popular

Madrid y sus consecuencias

Madrid y sus consecuencias / Rosa Paz

Rosa Paz

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Madrid en clave estatal. Así es como están viendo los medios y, desde luego, los principales partidos las elecciones autonómicas de este martes en la Comunidad de Madrid. Sostienen que, sea cual sea el resultado, trascenderá el perímetro de la autonomía y tendrá consecuencias en todo el país. Es más improbable que se extienda a otros territorios la agria campaña electoral, en la que ha habido de todo: desde amenazas de muerte en cartas que contenían balas, a graves acusaciones entre los partidos, que han decidido jugar sus bazas planteando dramáticas dicotomías entre socialismo o libertad y democracia o fascismo. Planteamientos que recuerdan a tiempos pasados, que parecían superados.

Es evidente que los resultados de las elecciones del 4 de mayo tendrán repercusión en la política española: Algunos líderes quedarán reforzados y otros debilitados y un partido, Ciudadanos, se juega su propia supervivencia. Pero hay que tener mucho cuidado con la tentación de extrapolar al resto de España el escrutinio madrileño, porque en la Comunidad de Madrid siempre gana la derecha, desde hace 26 años, desde antes del 'tamayazo' del 2003 y desde inmediatamente después, mientras que las elecciones generales van cambiando los gobiernos. Basta con mirar la lista de los sucesivos inquilinos de la Moncloa.

Casado en riesgo

De hecho, en los comicios de este martes corre más riesgo el líder del PP, Pablo Casado, que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aunque este último haya sido el elegido como el rival a batir por la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, convencida de que su fortuna electoral descansa en aglutinar en torno a su candidatura el voto de toda la derecha anti-Sánchez, que en Madrid es muy numeroso. Lo terrible es que el jefe del Ejecutivo entró en su juego, engrandeciendo a la candidata del PP y colocándose a su altura, quizás porque pensó que eso dañaría a Casado. En los últimos días rectificó, porque si el PSOE no obtiene un buen resultado, el fracaso se lo atribuirán a él, especialmente desde los medios de la derecha, y en parte con razón.

 A Casado un triunfo de Ayuso le puede producir una euforia momentánea. Dice, de hecho, que ese será el punto de inflexión que le llevará en andas a la Moncloa. Pero la realidad es que si la presidenta madrileña forma gobierno con Vox, arruina el pretendido discurso moderado del líder popular y le liga inevitablemente a la ultraderecha. Además de que habrá nacido una estrella que podría disputarle su frágil liderazgo en el PP. Pero si la apuesta de Ayuso fracasa porque, por alguna casualidad del destino, la izquierda gana, el descalabro será compartido. Ayuso habrá doblado su representación en la Asamblea de Madrid gracias, entre otras cosas, a absorber los 26 diputados que tenía Cs, pero el PP habrá perdido el poder en su plaza más preciada y eso les debilitará a los dos, también a Casado.

 Los resultados afectarán igualmente a Unidas Podemos, pero Pablo Iglesias tuvo la lucidez de traspasarle el liderazgo del partido a la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, cuando decidió dejar el Gobierno para presentarse a las elecciones de Madrid. Así que un mal resultado (que Más Madrid, el partido de Íñigo Errejón, le doble en escaños, por ejemplo) no tendrá consecuencias más allá de las que le afecten a él personalmente. Y ya serán importantes. Más Madrid, con Mónica García, una candidata templada que lideró la oposición a Ayuso, apunta alto.

 Ahora, la izquierda cruza los dedos para que el electorado progresista se movilice y dé la vuelta a las encuestas, mientras la derecha se tienta la ropa, para que los sondeos acierten. Porque los estudios demoscópicos dan ventaja a Ayuso, que podría seguir gobernando en alianza con Vox, aunque con una mayoría ajustada. La diferencia de votos entre derecha e izquierda en Madrid no suele ser nunca muy abultada. En 2019, por ejemplo, la izquierda rozó la victoria. El PSOE fue la fuerza más votada con 37 escaños —eso no se repetirá este martes— y la suma con Más Madrid (20) y Podemos (7) les dejó a un solo escaño de la mayoría absoluta. Si Ciudadanos no hubiera puesto sus 26 diputados al servicio del PP, Ángel Gabilondo habría sido presidente. Ahora, Ayuso se ha reforzado, Cs puede desaparecer y la izquierda parece seguir rozando el larguero.

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