Libros

La persistencia de Sant Jordi

Quizás este año hemos hablado mucho más de "fiesta" que de "diada" porque necesitamos gasolina anímica

sant jordi

sant jordi / JORDI COTRINA

Núria Iceta

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Después de Sant Jordi hay un ejército de personas felices con la espalda molida.Y este año con el doble de intensidad. Pero las historias de Sant Jordi son las historias de todos. Es un día con el propósito generalizado de ser el mejor nosotros y por eso nos gusta reconocernos en esa foto.

El viernes no había suficientes mascarillas para ocultar las sonrisas como siempre que tienes la suerte de reencontrar un amigo, un conocido, un familiar. A los que hacía semanas preparábamos la jornada todavía nos cuesta creer que hubiera tanta buena gente haciendo cola disciplinadamente para entrar en los recintos perimetrados esparcidos por la ciudad. La descentralización de la fiesta de la que hacía años que hablábamos ha llegado este año a causa de la pandemia y espero que sea de lo bueno que quede. Con suerte el año que viene no serán necesarias tantas medidas de seguridad y tendremos todas las plazas de la ciudad ocupadas con las paradas de libros y rosas.

Quizás este año hemos hablado mucho más de "fiesta" que de "diada" para referirnos a Sant Jordi porque necesitamos gasolina anímica y porque los días señalados en el calendario lo han sido en negativo por las cifras de muertos, los datos del paro, el número de negocios cerrados. Sant Jordi es una fiesta que tozudamente pone el libro en el centro. Tanto es así que tal vez uno de sus mayores triunfos es que todavía haya quien se acerca a la parada y te pide un libro "para alguien que no le gusta leer". Es un homenaje a la persistencia.

Como no quiero pasarme con el azúcar me seguiré quejando de quienes ni se dignan a mirarte cuando les dices "buenos días" desde la parada con aquel aire de superioridad. Con la imagen desconcertante de un 'rider' de Glovo frente a una librería para recoger un pedido seguiré pensando en algunos absurdos de la vida moderna. Y también recuperaré el discurso-manifiesto de Pol Guasch en La Virreina para seguir reflexionando sobre porqué es tan difícil vivir de la cultura y para la cultura.