Nuevas alianzas

Cumbre empresarial en Lledoners

Aparcar las guerras internas e ir a lo que interesa, que es la pasta, hete aquí la utilidad de las reuniones en el trullo

Josep Rius y Elsa Artadi, a su llegada a la cárcel de Lledoners para reunirse con Pere Aragonès y Jordi Sànchez

Josep Rius y Elsa Artadi, a su llegada a la cárcel de Lledoners para reunirse con Pere Aragonès y Jordi Sànchez / Ferran Nadeu

Albert Soler

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A simple vista, puede parecer un chiste que la composición del 'governet' catalán se negocie en una cárcel. A la cárcel se va de visita, a disfrutar de un vis-a-vis o a colar una lima. Lo único que puede negociarse en una cárcel es si te ponen una chacha que te haga la cama y te limpie la celda, como pretendía Pablo Hasél. Tenemos suerte de TV-3, que para que nadie se confunda y se tome el encuentro por lo que no debe tomárselo, calificó de "cumbre" el hecho de que unos políticos vayan a preguntar a unos condenados por varios delitos, qué deben hacer para gobernar una autonomía. Son tantas las ganas de echarnos pisto, que el día que Junqueras asista a misa y se encuentre con el cura de la cárcel, el 'Telenotícies' informará de que han celebrado un cónclave.

La cosa es mucho más sencilla: fue un encuentro de negocios. Si de entrada nos hubieran dicho la verdad, a nadie le habría extrañado, incluso lo habríamos aplaudido, desde siempre en las prisiones se han celebrado reuniones de negocios, de hecho se diría que están pensadas aposta para tal función. El propio Capone continuó dirigiendo sus negocios desde Alcatraz, gracias a las reuniones que mantenía con sus subalternos. Y Lucky Luciano llegó a dirigirlos desde el exilio de Sicilia. Al pobre Lucky, también perseguido por la justicia, no se le ocurrió fijar residencia en Waterloo, eran otros tiempos. Se trata de negocios, de decidir qué lugartenientes tomarán las riendas de la empresa durante la ausencia forzada de los capos. Ha sido siempre así, no sé a qué viene simular sorpresa por un encuentro empresarial entre rejas como el que se mantuvo en Lledoners.

Que hayan demostrado con creces ser pésimos políticos, malos revolucionarios y peores personas, no obsta que puedan ser buenos empresarios, y que la empresa se llame Catalunya SL, no es más que un detalle sin importancia. Los encuentros en la cárcel sirven para limar asperezas, ya que cuando hay cargos, o sea dinero, en juego, deben dejarse de lado las diferencias y aunar esfuerzos. No se trata más que de distribuir los negocios entre las diferentes familias, igual que Bugsy Siegel se quedaba el juego y Lansky las drogas, hay que repartir entre ERC y JuntsxPasta todo lo repartible, que no es poco, y así, si una familia se queda TV-3, la otra se hace con el Diplocat; si una gestiona los geriátricos, la otra las obras públicas. Y así ir tirando.

-¿Y la ANC y Òmnium, qué? ¿Acaso no somos también familias lacistas?

-No se preocupen, señores Cuixart y Sànchez, algo habrá también para ustedes, aquí va a mojar todo el mundo.

Aparcar las guerras internas e ir a lo que interesa, que es la pasta, hete aquí la utilidad de las reuniones en el trullo. Unos y otros saben que, a poco que pudiesen, organizarían una metafórica matanza de San Valentín para eliminar al rival y quedarse con todo el pastel, pero mientras ello no sea posible, bienvenidas sean las alianzas, ya habrá tiempo de saldar cuentas. Son muchos los beneficios a repartir -altos cargos, asesorías, delegaciones, entes públicos-, como para dejar que todo se paralice. Esperemos que la cumbre carcelaria haya traído la paz momentánea a las diferentes familias. Quienes están esperando su parte del pastel, que son muchos, no les perdonarían que fracasaran.

Capisci?

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