Una prioridad colectiva

El trabajo como un derecho

11 08 2020 Trabajadores en un supermercado Caprabo   ESPANA EUROPA ECONOMIA CATALUNA EMPRESAS  CAPRABO

11 08 2020 Trabajadores en un supermercado Caprabo ESPANA EUROPA ECONOMIA CATALUNA EMPRESAS CAPRABO / CAPRABO

Carles Campuzano

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El derecho al trabajo, a tener un trabajo digno y pagado adecuadamente, debería ser una de nuestras prioridades colectivas, por no decir la principal prioridad de la política económica y social del próximo Govern de la Generalitat. Y es que el paro sigue siendo nuestro principal problema colectivo y la falta de trabajo continúa explicando buena parte de nuestras patologías sociales y económicas. Nuestros índices de desigualdad se explican de manera muy fundamental por problemas del mercado de trabajo; una menor recaudación fiscal en relación a las medias europeas también se explica por el hecho de tener menos gente trabajando y pagando impuestos y cotizaciones, y un mayor gasto relativo en prestaciones del paro también encuentra explicación en nuestro alto índice de desempleo.

Desde hace más de 10 años nuestra tasa de paro se ha movido entre el mínimo del 9% de 2008 y el máximo del 23,7% de 2013. Siempre en los dos dígitos y en el último trimestre de 2020, superando el 13%. No habíamos recuperado los índices de empleo previos a la crisis de 2008, cuando la pandemia, a pesar del esfuerzo indiscutible que han supuesto los ertes y otras medidas de apoyo a la economía, han vuelto a hacer crecer el paro. Hay, además, una enorme preocupación en la sociedad por saber cómo reaccionará nuestro mercado de trabajo durante los próximos meses, especialmente en los sectores más afectados por los confinamientos, y si una vez levantados los ertes viviremos un proceso de destrucción de empresas y , por tanto, de puestos de trabajo.

El paro de los jóvenes es de escándalo y las tasas de empleo de las personas mayores de 55 años son una vergüenza. Para los jóvenes, la emancipación es tardía y el empleo, precario; para los mayores de 55 años, el hecho de perder el trabajo, un drama, cuando es tan difícil volver a trabajar y la edad se convierte en un problema. Todo ello tiene consecuencias en la salud de las personas, en sus proyectos de vida, en la creación de riqueza colectiva y, en última instancia, en el modelo de sociedad y de país para las generaciones futuras. Las consecuencias del paro de hoy, para los jóvenes y los hijos de los parados, pueden arrastrarse generacionalmente y dejar cicatrices difíciles de curar.

Las generaciones del 'baby boom' nos empezaremos a jubilar y habrá cientos de miles de vacantes que habrá que cubrir

Y al mismo tiempo, esta realidad ciertamente angustiosa, viene acompañada por la enorme transformación que el trabajo está viviendo y vivirá como consecuencia de las disrupciones tecnologías simultáneas y acumulativas (internet, 'big data', robótica, inteligencia artificial, genética, movilidad...) que han caracterizado y caracterizan estas décadas. Se destruyen y se destruirán miles de puestos de trabajo y emergen y emergerán nuevas profesiones y empleos. Hay perdedores y ganadores en este intenso proceso de destrucción creativa. Estos días, la banca anuncia miles de despidos... que no solo se explican, claro, por la tecnológica, pero en lo que ciertamente la transformación del modelo de atención a clientes, como resultado de los procesos automatización, tiene mucho que ver.

Ciertamente, la demografía nos ayudará en los próximos años a afrontar el reto del empleo; las generaciones del 'baby boom', nacidas entre finales de los años 50 y principios de los 70 del siglo XX, nos empezaremos a jubilar y nuestros puestos de trabajo, diferentes en muchos sentidos, necesitarán sustitutos. Habrá cientos de miles de vacantes también que habrá que cubrir.

Todo ello no puede depender de la invisible mano del mercado y de la iniciativa privada solamente. La responsabilidad de los gobiernos es fundamental. Se necesitará un enorme esfuerzo para poner en marcha programas públicos que garanticen un trabajo para todos, tal como han propuesto Alfredo Pastor y Oriol Homs. El tercer sector tiene mucho que decir en este campo. En el terreno de los cuidados de las personas hay un enorme potencial de creación de empleo. Y también en todo aquello relacionado al 'Green Deal', la economía verde asociada a la transición energética. Y habrá, de una vez por todas, que modernizar y actualizar nuestras políticas activas de empleo, invirtiendo más y mejor en la recalificación profesional y en acompañamiento en la inserción laboral de los parados. La colaboración público-privada será imprescindible.

Este es un reto que nos debe convocar a todos en un gran acuerdo de país para la ocupación

Suscríbete para seguir leyendo