Opinión | Editorial

El Periódico

Un horizonte que ya empieza a despejarse

La ‘diada’ con calles llenas constató una nueva realidad que hace posible plantearse de forma razonable medidas de reapertura, también en restauración

Barcelona  23 04 2021    Ambiente en el paseo de Gracia alrededor de las paradas de libros y rosas durante la diada de Sant Jordi   Fotografia de Jordi Cotrina

Barcelona 23 04 2021 Ambiente en el paseo de Gracia alrededor de las paradas de libros y rosas durante la diada de Sant Jordi Fotografia de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

Las calles se llenaron este viernes de ciudadanos (cada uno en su comarca, aún) dispuestos a disfrutar del Sant Jordi que fue imposible el año pasado. Más que dispuestos, ansiosos por hacerlo. El contraste con las calles vacías de la diada confinada de 2020 (y de su testimonial alternativa en el mes de julio pasado) fue absoluto: y al mismo tiempo, las imágenes de las colas ordenadas ante las librerías y los espacios acotados y espaciados en las calles no despertaron la inquietud que generaron las primeras aglomeraciones descontroladas en anteriores y frustradas desescaladas. 

Confiarse, como sucedió el pasado verano cuando las cifras del covid descendieron a cifras que aún estamos lejos de conseguir, es un peligro que debe seguir evitándose. Pero la realidad es que el horizonte empieza a despejarse. La vacunación de un porcentaje ya sensible de la población (y especialmente de la más frágil, por lo que la mortalidad no ha crecido al mismo ritmo que los contagios durante lo que llevamos de cuarta ola) y el aprendizaje colectivo que ha hecho posible, este año sí, una convocatoria masiva como la de Sant Jordi en términos de aparente seguridad (como ya hizo posible unas elecciones al Parlament y una movilidad en Semana Santa en las que la inmensa mayoría de la población actuó de forma responsable) están detrás de la contención de la evolución de la pandemia en nuestro país. A pesar incluso de la difusión generalizada de cepas del virus con mayor poder de transmisión.

Esta nueva realidad está haciendo posible que se planteen de forma razonable medidas como la reapertura de la movilidad intercomarcal en Catalunya. O también la autorización de la actividad de los establecimientos de restauración en centros comerciales. Y que, contando con un progreso sostenido de la campaña de vacunación, el Gobierno anime ya a los españoles a programar sus vacaciones de verano, que deberían ayudar a pasar el año a gran parte del sector turístico, que fía su futuro más inmediato no tanto al más complicado regreso del turismo exterior como a la posibilidad de que la movilidad en el interior de España sea posible.

En estas circunstancias, algunas comunidades están reabriendo también la actividad del sector del restauración al mismo ritmo que evoluciona positivamente su situación epidemiológica y crece a buen ritmo el colectivo de ciudadanos vacunados. Un planteamiento racional y prudente (muy distinto de las puertas abiertas indiscriminadas fomentadas en la Comunidad de Madrid) al que la Generalitat debería sumarse ya, haciendo posible la actividad del sector de la restauración más allá de los horarios, los más estrictos de toda España, establecidos actualmente.