Miguel Bosé. Miguel, ya sé

Vista y escuchada la entrevista de Jordi Évole a Miguel y luego a Bosé, hemos podido constatar que el cantante ha perdido completamente la cabeza y que Miguel ha destruido a Bosé. Mucho podemos debatir o imaginar del porqué de esa voz y del porqué de las palabras que salen de su garganta. Nos dice que todo es emocional. Yo no lo tengo demasiado claro. Lo que sí parece que es una verdad como un templo es que se ha estado drogando durante un montón de años. Ha llegado a hablar de dos gramos de cocaína al día. Las drogas son muy malas y Miguel Bosé es un ejemplo clarísimo de lo que estas pueden hacer por ti y de las secuelas que pueden dejar en tu cabeza.

El daño es irreparable. Miguel Bosé se muestra irrespetuoso, contradictorio y surrealista. Nadie está a su altura y todo el mundo es malo. Los medios, los políticos y los médicos. Nadie sabe nada. Solo él. Cuando Jordi no le entiende, Bosé exige que le sepa escuchar. Si no lo entendemos, no es porque se explique mal o construya frases sin sentido ni argumento alguno. El problema es nuestro, que no lo sabemos escuchar. ¿Se puede ser más arrogante? Taxativo, intolerante, agresivo y violento. Se cree en posesión de la verdad absoluta y habla de él mismo en tercera persona. Sus ojos, su mirada y su voz. Da miedo. Se ríe de forma histérica. Divaga, no concreta e incomoda a Jordi y al espectador. Me incomoda a mí. Me da mucha vergüenza ajena y bastante tristeza. Si no tiene una enfermedad mental diagnosticada, es evidente que todo esto es consecuencia de las drogas. “¿Quién se puede creer semejante estupidez? No soy idiota”. Afirma tembloroso. Nunca he pensado que Miguel Bosé sea idiota, por eso quiero pensar que todo es consecuencia de las adicciones. Ni Miguel, ni Bosé. En el pasado me pregunté qué es lo que le pasaba al artista. Miguel, no sé. Ahora, gracias a esta estrambótica entrevista ya podemos decir: Miguel, ya sé. Sé que las drogas son muy malas.