Ajuste necesario

Para unas pensiones dignas

La cuestión uestión es diseñar la mejor reforma posible soportándola, principalmente, en adecuar la edad de jubilación a la esperanza de vida

El gasto en pensiones registra en mayo su primer descenso mensual

El gasto en pensiones registra en mayo su primer descenso mensual. En la foto, dos personas mayores, en Valencia. / periodico

Jordi Alberich

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En los próximos meses, el ajuste de las pensiones se convertirá en una de las grandes cuestiones de nuestra vida pública. Una reforma que aparece inevitable, tanto por las propias fragilidades del modelo, como por la exigencia de la Unión Europea de acompasar el acceso a los fondos 'Next Generation' con ajustes en determinadas políticas públicas, como es el caso de las pensiones. Tres consideraciones al respecto.

De una parte, la debilidad de nuestro sistema deriva, esencialmente, de una realidad muy obvia: vivimos muchos más años, pero no alargamos la edad media de jubilación. Si a ello añadimos los desequilibrios macroeconómicos y la exigencia europea, el cambio resulta ineludible. Dado que tenemos que abordarlo, la cuestión es diseñar la mejor reforma posible soportándola, principalmente, en adecuar la edad de jubilación a la esperanza de vida, evitando el penalizar los importes de las pensiones.

De otra, debemos prepararnos para un debate cargado de un ruido y una radicalidad que en nada favorecerán el consenso. Si desde el inicio de la pandemia, las relaciones entre patronal y sindicatos se han caracterizado por el acuerdo, este resultará más difícil de alcanzar en el caso de las pensiones. Unas diferencias que serán aún mayores en el ámbito político, con un Congreso dividido y radicalizado. Y, aún más, abordando una cuestión que afecta directamente a muchos millones de votantes.

Finalmente, a largo plazo lo más relevante es entender el momento de cambio que vivimos. Así, estos días vienen a coincidir la reforma laboral, la fiscal y la concreción de los fondos europeos 'Next Generation'. Si somos capaces de avanzar hacia una economía de mayor valor añadido; con un modelo tributario que genere más ingresos públicos, sin perjudicar a las clases medias; y con un mercado laboral de menor precariedad y mejores empleos, garantizaremos unas pensiones dignas para el mañana. En resumen, o acometemos el todo de manera coherente, o ninguna reforma por si sola resultará sostenible.