Informar sobre el covid
¿Te han puesto la vacuna mala?
Los medios y periodistas somos responsables de la sobreabundancia de información y de la repetición extenuante de ella
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
Sílvia Cóppulo
¡Claro que debemos informar sobre el maldito virus, la situación en los hospitales, la velocidad en administrar las vacunas y las medidas restrictivas que decide el voluble Procicat! Pero de la sobreabundancia de información, de la repetición extenuante de ella, de la exageración de detalles y de la angustia y desconfianza que provocan en la población, también los medios de comunicación y, concretamente, los periodistas, somos responsables.
En una crisis, la comunicación es parte esencial de la gestión. En función también de qué, cómo y cuándo se comunica, una empresa o un país pueden salir reforzados de una situación crítica, generando cohesión y confianza en sus públicos o, justo lo contrario, provocando desinformación, traducida en desorientación y desconfianza hacia las instituciones, amén del aumento creciente de percepción de soledad personal.
Gestionar la pandemia no es fácil. Y ello debe comportar una mayor comprensión hacia los errores que hayan podido cometer las autoridades sanitarias, también en su comunicación. Pero, los medios debemos asumir nuestra parte.
Un ejemplo: sabemos que todos los medicamentos y, por tanto, también las vacunas, son susceptibles de provocar efectos adversos. ¿Había que referirse al ínfimo porcentaje de casos de trombosis relacionables con la vacunación con Astra Zeneca? Claro que sí, pero en su justa medida. El medio debe decidir la 'dosis'. ¿Cuánto espacio dedica a ese tema? ¿En qué lugar lo coloca, abriendo los informativos, añadiendo un sinfín de entrevistas que nada aportan, hasta conseguir que nos dé mayor miedo la vacuna que la enfermedad: ¿te han puesto la vacuna mala?
'Infodemia' es un palabro referido tanto a la sobreabundancia de información como a la difusión rápida de rumores e información falsa e inexacta de un problema de salud pública.
Apelo al deber de servicio público de los medios, también de los privados, y me incluyo. Necesitamos más reflexión para no continuar tirando de lo que “vende”. Hay que abrir el campo mental e informar de las buenas oportunidades que nos ofrece la vida.
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