Elecciones en Madrid

Enredados en la campaña

Pedro Sánchez y Ángel Gabilondo

Pedro Sánchez y Ángel Gabilondo / Europa Press

Rosa Paz

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Cuando Pablo Iglesias anunció que dejaba la vicepresidencia del Gobierno para bajar al ruedo de la política madrileña, se pensó que la campaña para las elecciones autonómicas de Madrid se convertiría en un combate entre la presidenta Isabel Díaz Ayuso y el candidato de Podemos, que dejaría fuera de juego a los templados. Pero no está siendo así. Ayuso ha postergado a Iglesias, no le interesa como rival, y ha elegido como contrincante a Pedro Sánchez, porque sabe que los votantes de la derecha madrileña detestan al jefe del Ejecutivo y se muestran exultantes con su candidata. Así que, aunque el socialista Ángel Gabilondo se ve forzado, ante el ninguneo de Ayuso, a proclamar a los cuatro vientos eso de “el candidato soy yo”, está teniendo más protagonismo en la campaña del que se esperaba. 

La cuestión es cuál está siendo su mensaje. Porque asesorado, al parecer, por el director del Gabinete de la Presidencia, Iván Redondo, el ya de por sí prudente candidato del PSOE ha hecho hasta ahora anuncios que se alejan de la enmienda a la totalidad que podría representar ese 1 con que califica a Ayuso como presidenta. No subirá los impuestos, no restringirá la hostelería, no pactará con Iglesias, no clausurará el hospital Isabel Zendal… Gabilondo parece dirigir más su discurso a pescar entre los huérfanos de Ciudadanos que a movilizar al electorado progresista. 

Sin embargo, los sondeos muestran que, mientras los votantes conservadores están hipermovilizados, los de los partidos de izquierda se resisten a votar masivamente y que el electorado del partido de Arrimadas tiende a irse al PP, o incluso a Vox, como ya ocurrió en los segundos comicios generales de 2019, cuando se hundió Albert Rivera. Ya entonces el gurú Redondo erró en sus conjeturas y llevó a Sánchez a una campaña blanda, que fracasó en su intento de recoger votos de Cs. Valdría más definir el perfil propio, para animar a los progresistas a acudir a las urnas, que tratar de maquillarlo en busca de unos electores de centro, que en Madrid se inclinan claramente a la derecha.