Apunte

Llegan las reformas

Es una coyuntura ideal para abordar un nuevo esquema fiscal en España, en un contexto en el que Biden se compromete en una incipiente tributación global

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presenta las líneas generales el Plan de Recuperación tras la reunión del Consejo de Ministros.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presenta las líneas generales el Plan de Recuperación tras la reunión del Consejo de Ministros. / EFE / Emilio Naranjo

Jordi Alberich

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Esta semana el Gobierno se ha mostrado decidido a abordar reformas que llevamos tiempo postergando. Así, se han anunciado intervenciones en el área laboral, impositiva o del sistema de pensiones. Una predisposición al cambio a la que ha contribuido la Unión Europea, con su exigencia de acompasar el acceso a los fondos 'Next Generation' con la implementación de ajustes en nuestras políticas públicas. 

En cualquier caso, la necesidad viene de lejos pues son ya varias las décadas en que, por ejemplo, nuestro esquema fiscal ha sido objeto de continuos y pequeños ajustes, en función de los intereses de unos u otros, sin perspectiva global alguna. Un incesante modificar que rompió la consistencia del modelo inicial, para conducirnos a un creciente caos regulatorio que carece de coherencia. Por ello, bienvenida sea la voluntad de abordar la reforma tributaria con una visión a largo plazo y atendiendo a las nuevas circunstancias: una economía globalizada y en plena revolución tecnológica, que ha acabado con viejos equilibrios sin proponer nuevas alternativas.

Además, todo ello llega en los días que la Administración de Biden ha anunciado un paquete de reformas fiscales para Estados Unidos que, aprovechando la necesidad de un mayor gasto público, pretende acabar con esa insostenible dinámica de competencia fiscal a la baja. Asimismo, el nuevo presidente demócrata pretende incidir más allá de sus fronteras, y se compromete en una incipiente tributación global, la indispensable para conducir una economía tan abierta.

Este nuevo rumbo de la política estadounidense nos acerca a un nuevo y coherente orden internacional. Y, en este contexto, adquieren mayor sentido las reformas fiscales que pueda emprender un país como el nuestro. De otra manera, sin una perspectiva de avance paralelo en la regulación global, toda reforma nacional nacería mermada, dada la facilidad con que los capitales se sitúan donde más les conviene. Una coyuntura ideal para una buena reforma. Veremos.