Artadi y el salvoconducto

Meritxell Budó ha dicho que "está sobre la mesa" la inclusión de la excepción cultural como una posibilidad para saltarse el confinamiento comarcal, con garantías, por supuesto, es decir con el salvoconducto que ofrecería la entrada al espectáculo para circular más allá de la propia comarca. La cultura, devastada, exige un tratamiento diferencial porque es consciente de que una movilidad de este tipo permitiría un ligero respiro. Es un clamor del que también se hizo eco otra portavoz, la del grupo parlamentario de Junts per Catalunya. Elsa Artadi, el día anterior, defendió la flexibilización porque "hay que dar más vida a este sector cultural que ha estado tan afectado". No puedo sino que estar de acuerdo.

La sorpresa (¿o ya no son sorpresas?) es que Artadi habló desde el atril oficial de la Cámara catalana como si, recogiendo las protestas de la ciudadanía, reclamara al Govern una medida urgente y necesaria. Como si lo hiciera desde una oposición militante. ¿Acaso el partido de Artadi no es parte del Ejecutivo? ¿Acaso no tiene la potestad para decidir lo que ella presenta, con gestos y palabras, como una reclamación ciudadana? El desorden es colosal, esperpéntico, punible.

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