Negociaciones ERC-Junts

¿Nadie sin silla?

Mientras especulan con no estar en el Govern, los más bravos susurran una repetición electoral. Esa opción cuenta con un aliciente: prorroga todos los cargos en el Ejecutivo catalán

Pla mitja de la presidenta del Parlament  Laura Borras  presidint la Mesa abans de comencar el ple d investidura el 26 de marc del 2021 (horitzontal) Job Vermeulen  ACN

Pla mitja de la presidenta del Parlament Laura Borras presidint la Mesa abans de comencar el ple d investidura el 26 de marc del 2021 (horitzontal) Job Vermeulen ACN / ACN / Job Vermeulen

Sergi Sol

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los de Junts (con Jordi Sànchez pilotando la negociación) mantienen en vilo la formación de Govern pese a haberse hecho con la presidencia del Parlament. Sin duda, sigue escociendo el traspié de la noche electoral.

Pere Aragonès, aun cargando con el desgaste de la gestión de la pandemia, se impuso al dúo más glamuroso conformado por Puigdemont y Borràs. El revés electoral se vivió con amargura en el cuartel general de Junts. La candidata efectiva (esta vez Puigdemont no amagó con volver) no daba crédito. Ella misma afirmó pletórica (creyéndose ganadora) de qué iba el 14-F, cuando como colofón a una errática campaña subrayó que las elecciones eran en realidad un plebiscito entre ERC y Junts.

Tras el 14-F, la candidata siguió en sus trece. No ocultó su desazón y aplaudió en Twitter (medio donde se mueven como pez en el agua) a los más estridentes de sus fans que como alma despechada abogaban por no estar en el Govern de Aragonès. Huelga decir que, caiga quien caiga, Borràs y su entorno no van a estar en la intemperie puesto que la presidencia del Parlament procura un buen cobijo

La gestión de la negociación, hasta la fecha, cuenta con el beneplácito de Waterloo. Pero todo es eso es circunstancial. Como los vaivenes en las opiniones de la presidenta. Los días pares, blanco. Los senares, negro. Lo cierto es que si Borràs hubiera ganado su plebiscito hoy sería presidenta del Ejecutivo si atendemos a la actitud histórica de ERC. Invistieron a la primera y sucesivamente a Pujol, Maragall, Montilla, Mas, Puigdemont, (Turull) y Torra. 

El cambio de tornas (con la CUP sumando por la izquierda) atraganta y mientras especulan con la posibilidad de no estar en el Govern, los más bravos susurran una repetición electoral. Esa es una opción con la que flirtean y que cuenta en su haber con un aliciente: prorroga todos los cargos en el Govern. Nadie sin silla, tentación (la más conservadora) que puede aunar sensibilidades a corto plazo, a riesgo de ser pan para hoy y hambre para mañana. Y con la casa, por supuesto, por barrer.