Pros y contras

Expulsión

Las empresas desprecian el conocimiento de los mayores porque hay cola para cubrir las plazas vacantes y la precariedad juega a su favor

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Emma Riverola

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El ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luís Escrivá, ha propuesto una serie de medidas para evitar la expulsión del mercado laboral de las personas más seniors. Ya sabemos, los 50 años llegan con tarta y tictac. El despido amenaza con más fuerza a partir de esa edad. Lo sufrimos con la Gran Recesión. El golpe fue terrible. No solo por perder el empleo cuando resulta muy difícil encontrar otro, sino también por el golpe emocional. En una sociedad que ha confundido el éxito personal con el profesional, ese paro forzoso es visto como un fracaso insoportable.

Tiene razón Escrivá cuando se lamenta de la pérdida de conocimiento que supone la expulsión de los mayores del mercado laboral. Un conocimiento que, demasiado a menudo, las empresas desprecian ante la cuenta de resultados. Hay cola para cubrir las plazas vacantes y la precariedad juega a su favor. Salarios de menor cuantía y menos conflictividad laboral. Pero también menos compromiso. La lealtad no deja de ser un viaje de ida y vuelta. Nada de este fenómeno es ajeno a la configuración de la sociedad. La desafección empieza en las sillas vacías de las empresas. 

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