Pros y contras

Juego de sillas

A Von der Leyen "no le hizo gracia" quedarse sin silla en reunión con Erdogan

A Von der Leyen "no le hizo gracia" quedarse sin silla en reunión con Erdogan. /

Emma Riverola

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Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía. Dos máximos mandatarios de la UE, el presidente del país anfitrión y dos butacas. Ante la mirada atónita de Von der Leyen, toman asiento Michel y Erdogan, mientras ella queda relegada a un sofá lateral. La humillación es evidente. Un desprecio que son muchos. Hacia el cargo que ocupa y hacia su condición de mujer. Es evidente que no estamos ante un error diplomático. En una visita de tal calibre, cada gesto se mide al milímetro. 

Sobre el incidente producido la semana pasada, Michel ha afirmado que prefirió no sembrar dudas sobre el trabajo diplomático ni «tener una actitud paternalista hacia Von der Leyen». La respuesta es tan necia como insultante la escena. 

La Turquía dictatorial de Erdogan, con su desprecio a los derechos humanos, también a las mujeres, marcó las normas de juego y, por falta de reflejos (o algo peor), los mandatarios europeos acataron. Ni Michel debió aceptar la butaca ni Von der Leyen, su espacio subalterno. Era un juego de sillas sin pizca de inocencia, y la UE perdió.  

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