La nota

Cuevillas, purgado

La dimisión repentina del abogado de Puigdemont es una muestra más de que en JxCat pasan cosas desconcertantes

Jaume Alonso Cuevillas, el abogado de Puigdemont, en el Congreso para asesorar sobre indultos

Jaume Alonso Cuevillas, el abogado de Puigdemont, en el Congreso para asesorar sobre indultos. / periodico

Joan Tapia

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En 1997, Jaume Alonso-Cuevillas era un joven abogado procesalista y fue elegido, en una áspera batalla, decano del Col·legi d'Advocats de Barcelona. Tuvo que 'apartarse' al ser denunciado por un cliente, pero tras cerrar el incidente recuperó el decanato y fue reelegido. Entonces Cuevillas no tenía perfil político y los que no le querían -que los había- le tildaban de españolista.

Pero Catalunya cambia que es una barbaridad y Cuevillas se convirtió, aparte de catedrático de Derecho Procesal, en un abogado próximo a la antigua CDC y al 'procés'. Más tarde, en uno de los abogados de Carles Puigdemont tras su exilio en Waterloo. Y con Puigdemont ha trabado una gran relación. Por eso en el 2019 fue elegido diputado de JxCat al Parlamento español (fue primero por Girona) y ahora lo acaba de ser al Parlament.

Por ello no extrañó que fuera nombrado secretario segundo de la Mesa del Parlament. Laura Borràs, la rupturista presidenta, es literata y JxCat necesitaba acompañarla de un jurista todo terreno que pudiera plantar cara a los puntillosos letrados del Parlament, a los insufribles 'amigos' de ERC y a las diversas encarnaciones del demonio constitucionalista, desde el PSC al Tribunal Constitucional.

Pero hete aquí que en una semana Cuevillas ha dado la gran campanada. Primero absteniéndose, contra Borràs y los miembros de la Mesa de ERC, respecto de validar el voto del 'exconseller' Puig, exiliado en Bruselas. Después explicitando, en una entrevista en Vila Web, su posición: no tiene ningún sentido que el Parlament apruebe declaraciones contra la Monarquía, o a favor de la autodeterminación, que son inútiles y que lo único que conseguirán es ser anuladas por el Tribunal Constitucional y, en último extremo, inhabilitar a los miembros de la Mesa que las hayan aprobado. Y concluía que la inmolación estéril no era la “confrontación inteligente” con Madrid que propone JxCat.

De inmediato se desencadenó la tormenta. Cuevillas contradecía las rotundas afirmaciones de Laura Borràs sobre la soberanía del Parlament que no debía admitir ninguna interferencia externa, menos la de la judicatura española. También porque, de alguna forma, avalaba el comportamiento del anterior presidente del Parlament, Roger Torrent, de ERC (castigado por Borràs, que no lo quiso citar en su discurso), cuando se negó a tramitar la investidura en el exilio de Puigdemont para no ser inhabilitado. Y enseguida saltó Josep Costa, el anterior vicepresidente del Parlament y 'puigdemontista' recalcitrante proclamando que “defender la soberanía del Parlament no es ninguna tontería y que ser encarcelado o inhabilitado por hacerlo es una cosa dignísima… Si alguien no quiere o no puede asumir ese riesgo no debería estar en la Mesa del Parlament”.

Que el defensor y protegido de Puigdemont sea purgado por el 'puigdemontismo' es desconcertante

Cuevillas ha puesto el cargo a disposición de Laura Borràs, que se ha apresurado a anunciar que será relevado por Aurora Madaula. Surgen varias preguntas. Una, por qué Cuevillas -que incluso sus enemigos le reconocen inteligente- aceptó ser secretario de la Mesa para afirmar luego todo lo contrario de lo que quiere su presidenta. Un abogado de prestigio que no le aprecia, pero lo conoce bien, dice: “Cuevillas es un temerario, pero no un loco, sino un jurista listo. Una cosa es la defensa profesional de Puigdemont, o incluso intentar una oportunista carrera política, y otra enfrentarse al Estado sabiendo que tienes todas las de perder”. Vale, pero ¿ha actuado solo como Cuevillas o ha telefoneado a Waterloo?

Otra pregunta, ¿por qué Borràs se ha apresurado a decir que sería sustituido por Aurora Madaula? El relevo debe ser aprobado en el Parlament y Madaula no es el perfil más adecuado para lograr los votos de una ERC mortificada por el actual calvario de Aragonès. 

Ultima pregunta. ¿Por qué Josep Costa, un 'puigdemontista' recalcitrante que no ha querido ser diputado y murmura quejoso sobre JxCat, ha salido en tromba contra Cuevillas?

Hay cosas desconcertantes. Que en Cuevillas, tras optar por ser diputado y secretario de la Mesa, se acabe imponiendo la profesionalidad del catedrático de Procesal, es una. Que el defensor y protegido de Puigdemont sea purgado por el 'puigdemontismo' es otra. ¿Y si JxCat fuera una especie de Torre de Babel pese a la uniformidad de la lengua?

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