Feminismo

El horno de Sylvia Plath

Una revista frivolizó sobre la obra, el sufrimiento e incluso el suicido de la poeta. Y lo hicieron porque era una mujer

mas domingo Sylvia Plath

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Maria Rovira

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Os quiero hablar de un tema que no consigo ni entender ni superar. Hace años que me va volviendo a la cabeza y no veo el final. Me temo que me acompañará hasta mi último día. El asunto se remonta a noviembre de 2017 y lo perpetra la revista ‘Glamour’. Dentro de una sección llamada ‘Y si fueras…’ hacen una lista de ropa y complementos (con el nombre de la marca y precio, evidentemente) con ese vestido, esos zapatos, ese abanico o esa funda para el móvil (sí) para adoptar un ‘look’ inspirado en Lady Di, Angela Davis… o Sylvia Plath, entre otros. Hablemos de la plana que le dedicaron a Sylvia.

Como presentación del personaje, te sueltan que "la poeta norteamericana esconde su frágil psicología detrás de una obra literaria compleja y profunda y un estilo austero y de aire intelectual”. O sea, que su obra solo era un sofisticado cortaviento para esconder sus inseguridades y patologías, como también lo era su estilo de aire intelectual. Me gustaría saber si Adorno o Benjamin habrían dicho que les gustaba lucir con coquetería un ‘look’ erudito.

Sacad libreta y bolígrafo, que os lo dicto:

-Un pantalón con flecos.

-Gafas de sol, muy útiles para esconder tu frágil psicología.

-Un cojín en el que pone ‘Gingsberg is God’, porque siempre queda bien un 'merchandising' de idolatración adolescente totalmente injustificado.

-Un libro para pintar. No uno suyo, no uno de alguien que le inspirase. Para pintar.

-Pintauñas de color rosa. Muy bonito y precisamente a juego con la traca final

-Una cocina con tres hornos y fogones. No es ningún secreto que el 11 de febrero de 1963 Sylvia Plath metió la cabeza en el horno. No obstante, no me consta que fuera de color rosa ni que costase 4.340 euros.

Decía Plath, en ‘Lady Lazarus’: “Morir / Es un arte, como todo. / Lo hago excepcionalmente bien”. Sí, Sylvia. Y este ‘pandemonium’ de capitalismo y patriarcado, la revista ‘Glamour’ ha hecho excepcionalmente bien una cosa: banalizarlo todo de ti. Frivolidad ofensiva hacia tu obra, tu sufrimiento e incluso tu suicidio. Y lo hacen porque fuiste una mujer. Una de las principales voces poéticas del siglo XX, también. Pero una mujer, al fin y al cabo.