Análisis

Ramos, central descentrado

Sergio Ramos

Sergio Ramos / Julio Muñoz / Efe

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Después de unos mil codazos antideportivos casi nunca sancionados, y de una cifra similar de empujones discretos en jugadas decisivas que tampoco han tenido castigo, Sergio Ramos está siendo cuestionado en todo el mundo del fútbol, junto a su cooperador necesario Luis Enrique, por otro tipo de antideportividad: incumplir el ‘fair play’ para ganar en el ranking de jugadores con más partidos internacionales. La dureza excesiva acompañada de picardías que atentan contra el reglamento son especialidades que la mala gente practica calculada o improvisamente desde dentro de los terrenos de juego. Pisotear los rankings se hace desde fuera y siempre de forma deliberada. Ramos es campeón en ambas especialidades.

El central del Madrid lleva bastantes partidos sin merecer ser alineado en la selección pero Luis Enrique le deja salir unos pocos minutos para que trepe en ese escalafón. Los rankings son simplemente honoríficos; tienen valor --simbólico-- cuando se conquistan con nobleza en igualdad de condiciones que los competidores. Los otros futbolistas destacados de esa relación con más partidos internacionales están ahí actuando mientras tenían buenas condiciones físicas y la debida calidad para ser seleccionados.

Adueñarse de los ránkings

Salvo en el cerebro de Luis Enrique se da por supuesto que no tiene sentido alinear a nadie no idóneo por el simple objetivo de que sumen internacionalidades; si no fuera así otros listillos ya se habrían puesto por delante a distancia inalcanzable para Ramos. Quienes lo hacen al estilo Ramos faltan al respeto a los internacionales que han disputado muchos partidos sin ayuditas falseadoras. En esa lista está, por ejemplo, Casillas, Xavi e Iniesta en España, y Buffon, Cristiano Ronaldo, Mascherano o el mismo Leo Messi en el extranjero. Son víctimas de ese trapicheo.

Hay que ser muy tonto para, como hace Luis Enrique, creerse dueño de los rankings y favorecer a conciencia con trampas a uno en demérito de otros. Dice que Ramos se lo merece todo por su trayectoria, lo que constituye un insulto para los demás grandes futbolistas que han jugado también muchos partidos internacionales. Ramos pone cara de bobo cuando le plantean la cuestión. Para muchos aficionados serios, él y su querido Luis Enrique pueden seguir haciendo esta trapacería; pero que luego no les manden a sus casas el papel acreditativo porque verían que en muchos casos tendría merecidamente un destino poco honroso en el baño.

Goikoetxea, como referencia

Aludiendo a antideportividades constato que con motivo de la final de Copa han vuelto a hacerse entrevistas honoríficas al veterano exjugador del Athletic Andoni Goikoetxea. Habría sido mejor mantener en un discreto olvido ahora que está en la vejez a ese prototipo de futbolista violento y dañino. Como recordarán, Goikoetxea lesionó gravemente a Schuster (1981) con una entrada excesiva en jugada no decisiva. El alemán tardó 8 meses en recuperarse.

Años más tarde Andoni comentó que "lo de Schuster no fue absolutamente nada, sólo un contacto" refiriéndose a la rotura en seco del ligamento interior, del externo y de los cruzados de una pierna. En 1983 repitió esfuerzo en una jugada sin peligro en el centro del campo con Maradona cuando él no tenía ninguna posibilidad de tocar la pelota. "Cometí un error pero no quería hacerle daño" reconoció luego, aunque la verdad es que protestó la tarjeta amarilla que le sacaron. Competición tuvo la decencia de sancionarle por 18 partidos, aunque le indultaron rebajándoselos a 7.

Otra frase suya de años después subraya lo conveniente que es que por lo menos mantenga la boca cerrada: "Maradona no se murió con aquella entrada". Sobre la intencionalidad siempre se habla de la presunción de inocencia, pero quienes aquella tarde estábamos en el Camp Nou habíamos visto poco minutos antes de lo de Maradona un rifirrafe con entrada sucia de Schuster --que tal vez no había olvidado lo suyo-- a Goikoetxea. Éste salió del lance excitado como un búfalo y eso es lo que parecía hasta  que le entró más bien por detrás partiéndole el tobillo al argentino. Para contextualizar señalaré que eran aquellos años en los que, como decía Schuster, "un jugador que no pega no tiene sitio donde entrena Javi Clemente". Sergio Ramos y Andoni Goikoetxea en el fondo tienen actitudes antideportivas más similares de lo que parece.