Política catalana al ralentí

Se acelera la gente en primavera

Puigdemont y Borràs que dicen no tener prisa para cerrar un buen acuerdo porque este requiere tiempo

Barcelona 30 03 2021  Segundo debate de investidura en el Parlament para elegir al President de la Generalitat de Catalunya En la foto Pere Aragones ERC junto a diputados de Junts Foto de Ferran Nadeu

Barcelona 30 03 2021 Segundo debate de investidura en el Parlament para elegir al President de la Generalitat de Catalunya En la foto Pere Aragones ERC junto a diputados de Junts Foto de Ferran Nadeu / Ferran Nadeu

Sergi Sol

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Recién sacado del horno, los Búhos de Guillem Solé estrenan un videoclip que se va a colar en Los 40 Principales. El estribillo ‘"se acelera la gente en primavera..." no puede ser más pegadizo cuando suena como una de esas melodías que acaban convertidas en la canción del verano. En esta Catalunya que no desea volver atrás pero tampoco resuelve como salir adelante, parece que la llegada de la primavera no ha templado el ambiente. Más bien lo ha acelerado. La pandemia repunta. Y el Govern que debería asumir con urgencia el reto no se consuma. Los Comuns andan a lo suyo, sin otro acomodo que seguir esperando algún encaje bajo la sombra del socialismo. Estos, intentando reivindicarse con un Illa que dejó de ser Ministro para acabar prostrado en el Parlament mientras, a la par, el neoindependentismo derrotado se relame las heridas y el portavoz Albert Batet asombra a propios y extraños con una dicción tan pobre como los argumentos que esgrime.

Las izquierdas independentistas sellan un acuerdo inédito que los Comuns desdeñan, regalando así argumentos al centroderecha indepe que ya los quiso bien lejos de la ecuación. El frente amplio republicano seguirá esperando y sin este todo queda a expensas de la decisión de los de Puigdemont y Borràs que dicen no tener prisa para cerrar un buen acuerdo porque este requiere tiempo. Igual será verdad o a lo mejor es que lo necesitan para que les baje la hinchazón, luego del trompazo y subsiguiente resquemor que llevan tras una amarga noche electoral.

Así que andan al ralentí, con pausas y sin prisa alguna, para sacarse los demonios de encima. Visto lo visto no son pocos y ponen en duda la predisposición para encauzar una legislatura que se iniciará con unos huéspedes en la prisión de Lledoners que tienen el apoyo mayoritario de la sociedad catalana pero llevan ya tres años y medio encarcelados. Casi nada. Así las cosas, la política de bloques tampoco va a resolverse. Como tampoco a corto plazo esta maldita pandemia que exige respuestas y encuentra rencores por doquier que frenan la formación de un Govern que acometa una urgencia económica y social sin igual. Y un camino para el que Romeva, entre otros, aportó luz y Waterloo, una bola de cristal. El resto, no se sabe.