Semana Santa

El ciclo de la vida

Adelantándonos a la Vigilia Pascual nos hemos deshecho de objetos, recuerdos (buenos y malos), nos hemos quedado con lo esencial y hemos dejado espacio al presente y al futuro

Celebración del Domingo de Ramos en Alcalá de Henares.

Celebración del Domingo de Ramos en Alcalá de Henares. / Fernando Villar / efe

Núria Iceta

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Domingo de Ramos. Inicio de la Semana Santa. Segundo año de la pandemia. Añoro de una manera casi física mi rincón en el mundo. Acato las restricciones de movilidad aunque no las comprenda (no todas, o no cuando nos ponen frente a contradicciones chocantes) en el refugio del "ya falta poco".

El ciclo de la vida (de la vida y de la muerte) se hace más evidente que nunca estos días. El cambio de hora, la entrada de la primavera, la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. 2020 fue un año sin bendición de Ramos, sin oficios de Semana Santa, sin Vigilia Pascual, sin Domingo de Pascua. Esfuerzos titánicos por parte de las comunidades para hacernos vivir telemáticamente juntos los días más importantes del calendario litúrgico. La imagen del papa Francisco solo en medio de la plaza de San Pedro del Vaticano el Viernes Santo bajo la lluvia es ya imborrable. Este año recuperamos presencialidad, y mascarillas, geles y distancia no nos alejan, al contrario, nos hacen sentir más en comunión, por la oportunidad de estar allí, para recordar a los que no están, para recordarnos quiénes somos y de dónde venimos, qué sentido tiene todo esto.

Soy como siempre el Pedro que llora amargamente cuando se cumple la profecía que anunciaba que negaría Jesús tres veces. Veo cómo le cuesta y nos cuesta perdonarnos, asumir que somos débiles, que nos equivocamos, y que tal vez por eso aún somos más amados.

Abro la carpeta Bach, la banda sonora imprescindible de la Semana Santa. Vía Oriol Pérez Treviño, he sabido de la 'Cantata 182', la única que Bach escribió expresamente para el Domingo de Ramos y la he escuchado. Empezamos bien.

Hemos hecho limpieza en el despacho. Adelantándonos a la Vigilia Pascual nos hemos deshecho de objetos, carpetas, recuerdos (buenos y malos), nos hemos mudado más ligeros de equipaje, nos hemos quedado con lo esencial y hemos dejado espacio al presente y al futuro.

Deseo de luz, de fuego purificador, de esperanza, de paz, de libertad para los presos del 'procés', de Gobierno de progreso, de ambición de país. Buena Semana Santa.