Un mensaje dañino

Cuerpos

La presión estética la hemos vivido todas y ahora algunos atribuyen esa obsesión por el peso a TikTok y Youtube

Mujer con sobrepeso en una calle de Barcelona.

Mujer con sobrepeso en una calle de Barcelona. / periodico

Mar Calpena

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No salgo de mi estupor. Leo que hay maestros que descubren ahora que en su clase las niñas de 11 años quieren adelgazar por la presión estética. Y que lo atribuyen a que las adolescentes ven mucho Tik Tok o Youtube

La primera vez que me llamaron gorda, yo tenía 4 o 5 años. Fue en el patio del colegio, dos décadas antes de que en España se instalara el primer módem. Un día los niños de mi clase me informaron de que no querían jugar conmigo. Estaba gorda, asunto zanjado.

Luego lo he vuelto a oír muchas veces, y lo más sorprendente es que a menudo ha sido cuando ni siquiera tenía sobrepeso. Porque aquí los kilos son lo de menos, y no estamos hablando de un problema, el de la obesidad infantil, que discurre por otras coordenadas colectivas de índole sanitaria, política y económica. No, cuando a una niña o a una mujer se le dice que está gorda, generalmente las intenciones son otras. Me lo han llegado a soltar incluso como intento de ligar (!), o para recriminarme vía Twitter una opinión política, o como velada reafirmación vete a saber qué superioridad moral. Incluso, entre mujeres, la queja compartida sobre los kilos se ha convertido en una manera enfermiza de crear vínculos. Pero no hace falta una razón; llamarle a una mujer “gorda”, o “vieja” o “fea” es otro modo de decirle “cállate”. 

El otro día una hipermediática actriz porno, de cuerpo totalmente normativo, soltó la perla de que “el feminismo tiene que convencer a los hombres desde el deseo”. ¡Si justamente el feminismo emancipa nuestra dignidad respecto del deseo que nuestro cuerpo provoque o deje de provocar!

Y esta presión estética la hemos vivido todas, de un modo u otro. Otra compañera -la más guapa de la clase- sufriría luego anorexia en la adolescencia. Porque el mensaje nos llegaba ya entonces alto y claro, aún sin redes sociales: ¡cuántas veces salimos llorando de tiendas, de jovencitas, porque la talla grande no era tal, y qué pocas nos vimos representadas en las series, salvo como caricatura! Un tercio de las adolescentes entre 12 y 15 años han hecho dieta alguna vez, según la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia. ¿Una de cada tres, y preferimos creer que esto es un fenómeno nuevo? Miremos más bien al viejo, podrido y omnipresente machismo de siempre.